A quién le importa la seguridad vial


El pasado 15 de noviembre se conmemoró el Día Mundial en Recuerdo de las Víctimas de Accidentes de Tráfico, fecha que se ha convertido en un instrumento importante de los esfuerzos para disminuir las víctimas de muertes en las carreteras y las ciudades del mundo entero.

Por decisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el día se celebra cada tercer domingo de noviembre con la finalidad de salvar todas las vidas posibles a través del fortalecimiento de las capacidades de gestión de seguridad vial en nuestras urbes, así como mejorar la seguridad de la infraestructura vial y urbana, continuar desarrollando la seguridad de los vehículos, mejorar el comportamiento de los automovilistas y la respuesta tras un accidente; todo ello bajo el denominado enfoque sistémico.

Actualmente, pareciera que se trata de un asunto menor, pero no lo es. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año mueren más de 1.3 millones de personas por esta causa y más de 20 millones de personas sufren traumatismos no mortales. Los accidentes de tránsito son una de las principales causas de muerte en todos los grupos etarios, y la primera entre personas de 15 a 29 años.

Según datos del Instituto Nacional de la Salud Pública (INSP), México ocupa el séptimo lugar a nivel mundial y el tercero en la región de Latinoamérica en muertes por siniestros viales, con al menos 22 decesos de jóvenes de entre 15 y 29 años al día, y aproximadamente 24 mil decesos anuales. Los accidentes viales constituyen la primera causa de muertes en personas de 5 a 29 años de edad y la quinta entre la población en general a nivel nacional.

Nuevo León es el Estado de la República con mayor número de accidentes viales, con un total de 76,930, seguido por Chihuahua con más de 28 mil accidentes, Jalisco con más de 20 mil y Guanajuato con más de 19 mil casos de acuerdo al INEGI.

A pesar de las cifras, las autoridades mexicanas continúan aletargadas ante el tema, pues poco se ha hecho para solucionar el problema de raíz. Permitieron que por décadas se normalizara la violencia vial, al grado en el que hoy la sociedad lo ve como un problema que ocurre a causa de la imprudencia de los individuos inmiscuidos en los accidentes, cuando en realidad la responsabilidad recae en muchos factores, entre ellos el trabajo de las mismas autoridades.

Pudiendo evitar más muertes, en muchas ciudades nuestros gobernantes prefieren continuar incentivando el uso del automóvil y priorizando a quienes se mueven en él, tal es el caso de la ciudad de León donde el Gobierno Municipal decidió retirar infraestructura ciclista en una de las vialidades principales, debido a la presión de los conductores de vehículos, o como en Culiacán donde hace unos días el Alcalde anunció la apertura del centro para el tránsito de los automovilistas.

O como en Durango, que las autoridades municipales y estatales continúan cegadas intentando concluir un puente vehicular que afectará tanto a la movilidad de la zona, como el medio ambiente.

Y así se nos puede ir la vida ejemplificando muchos casos más, pero lo importante y urgente es que debemos concentrarnos en que el problema sea atendido de manera puntual y eficiente, pues no podemos permitir que sigan muriendo más personas a causa de la violencia vial que nos afecta a todos.

Por eso es que hoy más que nunca nos debe importar a todos por igual la seguridad vial de nuestras urbes.



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