Lerdo, Durango. /
La música, como parte fundamental del desarrollo del ser humano, es la motivación que llevó a Juan Carlos Castro Guerrero a adentrarse en la enseñanza de los diferentes instrumentos que domina a niños, jóvenes y adultos.
Nació en la Ciudad de México, pero a los cinco años llegó a Torreón, en donde por influencia de su mamá y sus tías, encontró el gusto por la música, pues ellas también estaban dentro del ámbito y fueron alumnas de María Teresa Rodríguez de Rojas y Carlos del Castillo que a su vez fueron alumnos de Manuel M. Ponce.
Desde hace 44 años imparte clases y durante todo este tiempo ha sido formador de destacados músicos que están fuera de la Región Lagunera participando en Sinfónicas y Cameratas, actualmente es director del Instituto Integral de La Laguna.
También ha sido pieza fundamental para la formación de la Orquesta Sinfónica Municipal de Matamoros, La Camerata Manuel M.Ponce, y la Sinfónica de La Laguna, la cual agrupa a todas las células que se han formado en Lerdo, Gómez Palacio y Torreón, de igual forma, imparte clases en la Casa de La Cultura «Francisco Zarco» en Ciudad Jardín y el Centro Cultural «Profe Santos Valdés» de Torreón.
Juan Carlos Castro señala que su labor es fomentar la música para que a través de ella la gente pueda tener otra perspectiva de vida.
«Cómo relajación o complemento educativo, pero también como motor que ayuda al desarrollo en todos los ejes de un niño, jovén y adulto».
Este año la celebración del 22 de noviembre, día de «Santa Cecilia», patrona de los músicos fue diferente debido a la pandemia por el coronavirus, sin embargo se reconoce a quienes han dejado huella en la generación de músicos en la Región Lagunera, tanto de Coahuila como Durango
La contingencia sanitaria por covid-19, no le ha impedido a Castro Guerrero continuar con la enseñanza de los más de quince instrumentos que domina como: viola, violín, chelo, contrabajo, piano, percusiones, trompeta, oboe, marimba, corno francés, entre otros, si bien no de manera presencial si con el uso de la tecnología a través de las redes sociales, al igual que han presentado conciertos con el Teatro cerrado.
«Claro que uno tiene el nivel para enseñar, pero hay una responsabilidad de dar una base sólida para que los alumnos vayan desarrollándose con una especialidad»
Su trayectoria es amplia, estudió en en la Escuela Superior de Música de Durango, así como en la de Guadalajara, en la Facultad de Música de Monterrey, Nuevo León, además cuenta con un certificado del Sistema de Educación Musical Yamaha de Japón.
Ha participado en la Sinfónica de Durango, también en la Sinfónica de Coahuila cuando existía, en la Camerata de Coahuila, al igual que en la de la Universidad de Nuevo León.
«Ha sido un privilegio poder compartir algo de lo mucho que Dios nos ha dado», enfatizó.
La carrera en la enseñanza que decidió continuar no ha sido sencilla, pues ha tenido que redoblar esfuerzos para ayudar a los niños y jóvenes que desean aprender a tocar un instrumento pero no tienen los medios para conseguirlos.
Sin embargo, son más las satisfacciones que le ha dejado, entre las cuales es que ha sido formador de muchos músicos que actualmente también enseñan, y amplía las alternativas de quienes desean adentrarse en este ámbito, y no como hace años atrás, donde eran escasas las escuelas de música.
Para Juan Carlos Castro continúa su vida de enseñanza así como también de aprendizaje «quiero seguir haciendo música por el placer de hacerlo, y por el beneficio que este lleva, más allá de la planeación de un negocio».
Pues asegura que «tristemente», muchos proyectos inician con un carácter de trabajo o económico, en lugar de ser por el arte o por brindar un servicio, «y por eso fracasan, porque al dejar de tener un apoyo, se termina, ese no es nuestro caso, pues durante todo este tiempo nuestros proyectos han seguido adelante con o sin apoyo».
EGO