¿Hasta dónde llegará Donald Trump?


Desde el día en que quedó claro que la elección estadunidense había sido ganada por su adversario, el demócrata Joseph Biden, Donald Trump ha ejecutado una estrategia de múltiples avenidas: desde la Casa Blanca se ha dedicado a desacreditar la elección y denunciar un inexistente fraude; sus abogados en los estados clave han presentado recursos jurídicos que han fracasado, pero que mantienen la atención de la prensa y sus seguidores en la idea que la elección no está decidida, que tal vez hay una posibilidad de revertir el resultado.

Mientras llega el día en que se reúna en Washington el colegio electoral para dar sus votos y elegir a Biden, Trump y sus abogados se han concentrado en que cada uno de los estados clave no “certifiquen” los resultados y entonces poner interrogantes en qué harán los miembros del colegio electoral. La tarea es imposible, entre otras cosas porque como han señalado todos los jueces, no hay evidencia alguna en las demandas de los abogados; pero alarga la sensación entre los seguidores de Trump de que la elección fue fraudulenta, debilitando la legitimidad del gobierno entrante.

Al mismo tiempo, Trump y su gabinete se han dedicado, con prisa no vista estos años, a tomar medidas que hagan más difícil al gobierno de Biden trabajar su agenda, la que anunció en campaña. En asuntos de medio ambiente, energía, de política exterior y comercio, en nominaciones pendientes para el judicial, el gobierno de Trump ahora lleva prisa.

Y al mismo tiempo, porque en el fondo sabe que no estará en la Casa Blanca después del 20 de enero, Trump está intentando apropiarse del Partido Republicano para ser el indiscutible líder de la oposición y después el candidato a la presidencia en 2024. Eso, por ejemplo, haría políticamente complicado las diferentes investigaciones que sobre sus finanzas e impuestos están en curso en fiscalías estatales.

Esta última avenida de la estrategia puede ser la más costosa para sus ambiciones, porque negaría a cualquier aspirante republicano, que los hay, la posibilidad hasta 2028. Y los republicanos se han prestado a cualquier indecencia de parte de Trump, pero negarles futuro político si no es sometidos a él, podría ser la que le acabe costando más. Semanas clave las que vienen para saber qué o quién detendrá la locura que estamos viendo en EU.

@puigcarlos



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