Justo en un mes habremos ya pasado la Navidad en un año que, dentro de tanta noticia negativa, marcado por la pandemia del covid-19, la época se asoma junto con las festividades decembrinas como un episodio esperanzador y un remanso de paz en este 2020.
Quizás por eso a muchas casas ha llegado el ambiente del “Jingle Bells” y los pinos navideños antes de tiempo, aunque ya casi es común verlos montados antes de la fiesta de la Revolución Mexicana.
Lo cierto es que en este año, en que existen indicios de un posible incremento de trastornos mentales asociados a la pandemia, incluyendo un aumento en el abuso y dependencia de sustancias tóxicas, así como episodios de ansiedad y depresión, los mexicanos que usualmente vivimos con fervor el maratón “Lupe-Reyes” quisiéramos ya que estuviera terminando el 2020, como si con él se fueran las pesadillas que se han vivido desde marzo pasado.
En ese sentido, además de las recomendaciones de no bajar la guardia en lo que al virus respecta y de seguir con todas las medidas sanitarias, me genera simpatía la petición de mesura y prudencia que he visto propagarse en redes, dejando claro que ésta será una temporada navideña atípica, en la que en muchos hogares se extrañará la presencia de quienes perdieron la batalla con esta enfermedad, mientras que otros, particularmente en el sector salud, continuarán dando su vida por ayudar a quienes requieren atención.
Aún así, con el anuncio esta semana de las medidas preventivas en la víspera del 12 de diciembre, día de La Guadalupana y la celebración este jueves del “Día de Gracias” en los Estados Unidos, adoptado ya en algunos hogares mexicanos, entramos ya en la plena recta final de este sorpresivo año que ha transformado el planeta.
Además de reiterar el llamado a seguir cuidándonos para cuidar de los demás y viceversa, en este espacio editorial dedicado al desarrollo integral de las personas, a su evolución y a la búsqueda de mejores condiciones de bienestar, en la alegría de vivir, ponemos a la disposición del lector la posibilidad de que nos compartan testimonios de cómo crecer y fortalecerse ante la adversidad y darle un sentido más humano a nuestro diario vivir.
Vaya también la recomendación de pedir ayuda en caso de algún posible trastorno mental y en el de encontrarse en la frontera de caer en alguna adicción, que suelen incrementarse en el invierno.
Entretanto y con relación a la fiesta americana de hoy, pensemos en las cosas por las que podemos dar gracias, en este año, a pesar de todo.
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