La SEP editó en 2018 la Cartilla Moral escrita por Alfonso Reyes, redactada en 1944 por encargo del entonces titular de la Secretaría de Educación Pública, Jaime Torres Bodet. Contiene los lineamientos para llevar una conducta óptima del mexicano en la relación social y como servidor público.
Se trata de enunciados de buenas intenciones para la mayoría de estos y que, desde su reimpresión, han pasado desapercibidos en la vida cotidiana. La persona escucha, lee, le informan; pero fuera de asentir que hay toda una razón en el planteamiento, vuelve a su forma de pensar, ser y actuar. Es decir, no ofrece evidencias del cambio esperado.
Y actualmente en la Guía Ética, el Presidente introduce su pensamiento, afirmando que “la decadencia que hemos padecido por muchos años se produjo tanto por la corrupción del régimen y la falta de oportunidades de empleo y de satisfactores básicos, como por la pérdida de valores culturales, morales y espirituales. Los seres humanos necesitan bienestar, pero no sólo de pan vive el hombre”.
Sostiene que “para alcanzar la felicidad se requiere el bienestar material y el bienestar del alma, como decía José Martí. Nuestra propuesta para lograr el renacimiento de México busca hacer realidad el progreso con justicia y promover una manera de vivir sustentada en el amor a la familia, al prójimo, a la naturaleza, a la patria y a la humanidad”.
El proyecto difusor de esta guía representa imprimir 8 millones de ejemplares para ser entregados a los adultos mayores de México; pero como en el caso del documento anterior, no provocará los cambios que se pretenden porque no existe obligatoriedad legal. Además, el ejemplo es más influyente que las palabras. Esto es en cuanto a la esfera familiar, se adquiere por modelaje.
En cambio, en cada dependencia federal o local existe su código de ética en el servicio público, habilitando a un organismo oficial que evalúa y está en capacidad de sancionar al que falte al código.
Por otro lado, se da la confusión entre ética y moral, que son diferentes de la conducta humana: la ética prevalece en lo profesional y en el servicio, pero la moral es un asunto personal que tiene otras categorías y sanciones.
La población no necesita que al servidor público se le hagan recomendaciones, sino que se apliquen las sanciones que establece la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos y el Código Penal cuando cometa un delito en el desempeño de sus funciones.
La República Amorosa, la Cartilla así como la Constitución Moral son solamente unas proposiciones románticas desprovistas de una base metodológica. _