Han pasado 9 meses aproximadamente desde que se detectó el primer caso de coronavirus positivo en México y parece que hemos pasado de tener un miedo desmesurado a la enfermedad a una despreocupación total a los estragos que la covid-19 puede provocarnos, cuyo desenlace en muchos caso ha sido la muerte.
Sólo para que se dé una idea de cómo están las cosas en nuestro país, en promedio cada hora mueren 16 personas por la enfermedad, sí cada hora, y cada segundo, es decir casi cada vez que usted respira 3 personas dan positivo a contagio por coronavirus. Y es que no termina de caernos el veinte de que en tanto no haya vacuna, la única forma de mantenernos alejados de la enfermedad lo más recomendable es evitar las aglomeraciones, usar el cubrebocas así como respetar las medidas sanitarias recomendadas por los expertos.
Pero seguimos sin acatar las recomendaciones, ayer veía con asombro por ejemplo cómo la gente se arremolinaba festejando los triunfos de sus equipos favoritos de fútbol que pasaron a la final del torneo mexicano, no digo que esté mal celebrar, solo que hoy no es conveniente hacerlo, ahora sí que por motivos de vida o muerte en grupos masivos.
Ahí viene la final y será conveniente que independientemente del equipo que gane las autoridades tomen más en serio el grave problema que se nos vienen encima con los festejos para que esto sea en orden y evitar lo que ya pasó en los partidos anteriores, de otro modo tendremos picos abruptos que a nadie nos conviene y parece ser que en estos pasados juegos la laxitud fue lo que prevaleció.
Es cierto que no podemos tener un policía detrás de cada inconsciente que no usa cubrebocas y que se aglomera para hacer fiesta, pero no es posible que la respuesta de atención a un posible riesgo masivo latente no se haya tomado más en serio. La fiesta nos puede salir muy cara, pues ahí vienen después del fútbol, las posadas y las verbenas con motivo de la navidad y el año nuevo, y entonces tendremos los hospitales saturados, la cruda nos va a golpear tan fuerte que vamos a quedar debiendo.
Podrán ser hoy momentos de fiesta, pero toda acción tiene un riesgo y un costo…
Y luego vendrá el llanto.
miguel.puertolas@FGTelevision.com