Pacto por México (electoral)


El 2 de diciembre del 2012 se firmó el Pacto por México, el cual buscaba impulsar una agenda conjunta y pactada por las entonces principales fuerzas políticas, quienes habían obtenido el mayor número de votos como resultado de las elecciones de ese año (PAN, 26%; PRI, 32%, y PRD, 18%), que en su conjunto alcanzaban el 76%, lo que aseguraba una mayoría calificada en el Congreso federal.

Como resultado de dicho acuerdo, se aprobaron en 20 meses; 11 reformas estructurales, entre ellas la mal llamada Reforma educativa, la fiscal, la de telecomunicaciones, la reforma política y la energética, que implicaba la denominada privatización de Pemex.

Siendo esta ultima la que generó mayor polémica, sobre todo dentro del PRD, cuya militancia llego a cuestionar por no haber sido consultada para firmar el pacto, el cual llego a su fin, no por haber alcanzado la totalidad de los acuerdos, sino por la llegada del proceso electoral 2014-2015, por lo que de manera automática, vinieron las descalificaciones y los deslindes (como siempre) de diversos actores políticos, ante la proximidad de las elecciones.

Sin embargo el daño estaba hecho, había comenzado un proceso de ruptura al interior de los partidos, aunado a los diversos escándalos de corrupción gubernamental, por lo cual comenzaron las descalificaciones buscando culpables.

Ahora está sobre la mesa la posibilidad de formar una gran coalición entre partidos opositores al gobierno federal, donde quedaría fuera cualquier matiz ideológico, para convertirse en lo que se podría llamar una coalición atrapalotodo, similar al modelo de partido “catch all party”.

Es decir, donde la incompatibilidad ideológica no importa, con tal de atraer votantes de diversos puntos de vista e ideologías, en contraposición al ideal de partido, que significa la defensa de una ideología determinada y que buscan votantes que se adhieran a esa ideología y la defiendan, para que en caso de ganar logren encabezar e implementar dicha agenda.

Hoy dentro de la crisis existente en todos los partidos, no sólo hay una ausencia de disciplina partidaria, también ideológica y ello lacera la democracia mexicana.

Twitter: @alfreduam



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