Mercado negro del outsourcing en 3, 2, 1…


Desde el siglo XIX, cuando la fábrica textil más productiva de Nueva Inglaterra movía su producción a las Carolinas, el outsourcing ya operaba como un esquema de trabajo aprovechado para actividades secundarias. Un mecanismo de contratación temido por los trabajadores industriales de las naciones del primer mundo, pero una respuesta por parte de las empresas ante la necesidad de flexibilidad, en donde bienes y servicios no volverían a ser iguales. Hoy en día muchas personas apuestan por aprovechar el outsourcing para contratar servicios. Esto ha ayudado con el aprovechamiento de perfiles cuya actividad laboral es distinta por encontrarse fuera de las primordiales de una empresa, pero que se tienen que realizar.

Es un esquema que públicos y privados han aprovechado por ventajas como la flexibilidad laboral, certeza jurídica, optimización de recursos financieros o concentración en procesos centrales. Aunque claro, no se puede evitar hablar de empresas dedicadas al outsourcing, que se han distinguido por no ofrecer condiciones laborales dignas y decentes, salarios justos, seguridad social o INFONAVIT; además de incentivar prácticas evasoras para simular o eludir las obligaciones con subregistros salariales.

Desde hace un par de semanas está en la mesa la discusión debido a la intención del gobierno de México por desaparecer el outsourcing de la faz mexicana, con base en una lógica claramente ajena a una verdadera figura de Estado, que explicada con manzanas sería “si la manzana está fea, que se corte el árbol”. Pero no se puede ser tan ligero y pensar en eliminar todo. La razón es muy sencilla: si se siguiera esa lógica en las decisiones, México terminará sin policía, sector salud, PEMEX y todas esas áreas que hoy brillan por su disfuncionalidad. Además, no se debe olvidar que más allá de las implicaciones dentro de México, está otro más en el marco del TMEC que implica cerca de 3 millones de empleos y 400 mil millones de dólares en inversiones para los próximos 5 años y corren el riesgo de terminar en Canadá y no en México. No hay que olvidar que el 92% de empresas estadounidenses aprovechan el outsourcing.

Se debe procurar el cumplimiento de obligaciones para hacer propicio el ambiente laboral del país y no aniquilarlo, porque no habrá dinero suficiente para que desde lo público se puedan atender todas las carencias que se generarían con la eliminación del outsourcing. La historia ha mostrado la dinámica inercial de su aprovechamiento y en caso de prosperar su desaparición, además de seguir con la matanza de empleos, se abrirá la puerta a un mercado laboral negro en el que se obedezca la ley, pero no se cumpla.

* Abogado especialista en análisis de políticas públicas en materia de justicia y estado de derecho

ricardo.corona@koalsulting.com



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