De Salma, a Javier Aguirre


El 30 de diciembre del año pasado el periódico español Marca informó que “La Audiencia confirma que no se amañó el Levante-Zaragoza”. Según la agencia de noticias EFE, “la sección cuarta de la Audiencia Provincial confirma así la sentencia absolutoria que fue dictada en diciembre del año pasado para 36 jugadores del Levante y del Zaragoza que habían sido acusados de un delito de corrupción deportiva.

Jugadores como Ander Herrera, Vicente Iborra, Cristian Stuani y Gabi Hernández, así como el entrenador mexicano Javier Aguirre, ya podrán dormir finalmente tranquilos. Todos ellos fueron absueltos en primera instancia y ahora la Audiencia Provincial confirma la resolución por los indicios de amaño en aquel famoso partido de la temporada 2010-2011.

Una nota que prácticamente pasó desapercibida en los medios nacionales, sobre todo, los monopolizadores del futbol nacional. Sus vacas sagradas guardaron silencio. Recuerdo aquel despliegue informativo del 16 de diciembre del 2014 cuando indicaron: “El técnico mexicano Javier Aguirre, el jugador argentino Leo Ponzio y el capitán de Atlético de Madrid Gabi’ Fernández figuran entre los 42 acusados por la Fiscalía española de amañar el partido de Liga Levante-Zaragoza en 2011. Según la Fiscalía el Zaragoza sobornó con 965 mil euros (12 millones de dólares) al Levante para que se dejara ganar en la última jornada de la temporada 2010-2011. El Zaragoza que entonces dirigía Aguirre. El equipo zaragozano ganó 2-1 en el estadio del Levante y salvó la categoría enviando al Deportivo La Coruña a segunda”.

Ante la exposición de fraude o trampa por un mexicano, se le condena de inmediato sin fundamento y sin esperar el juicio final. Ello me recordó una respuesta que me dio Salma Hayek durante una rueda de prensa en ocasión del entonces Muestra de Cine en Guadalajara, cuando vino a presentar “El Callejón de los Milagros”. Entonces le pregunté sobre la solidaridad de los mexicanos en Hollywood. “Te voy a responder a través de la parábola de los cangrejos. ¿La conoces?”, me preguntó. Por supuesto. “Entonces sabrás que los mexicanos no toleramos el éxito de los mexicanos. Padecemos el síndrome del cangrejo. Cuando uno tiene éxito, el otro hace hasta lo imposible por denostarlo, desvalorar su trabajo en lugar de emular sus triunfos, de ayudarse unos a otros para que todos los mexicanos seamos triunfadores”.

A Javier Aguirre lo conocí aquí en Guadalajara cuando vino a jugar a las Chivas. Siempre fue un referente en entrevistas de profundidad de conceptos. Desde que me enteré del evento en España de inmediato me di cuenta que era inocente. Conozco su integridad y el tiempo me dio la razón. Bienvenido Javier a tu casa.

delacruzraul@hotmail.com



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