La justicia y la peste


Fin de semana nada tranquilo nos dejaron los anuncios importantes del viernes. Por un lado, la intensificación de las medidas locales -que sin duda se extenderán a la mayor parte del país-, en torno al notorio agravamiento de la epidemia; por otro, la situación de inseguridad que ahora buscan a toda costa interpretar con benevolencia todos los gobiernos y, algo muy serio, la sensación de impunidad que deja la exoneración total y absoluta del general Salvador Cienfuegos con las imprevisibles consecuencias que esto conlleva en la relación con el nuevo comando de la Unión Americana que está por comenzar.

La situación, pues, dista de ser lo que todos esperábamos ante el arranque de una vacunación que, con todo lo positiva y urgente, está procediendo con una fuerte carga de tipo político/electoral ya que de manera abierta se maneja con los elementos partidistas de Morena, llamados “siervos de la nación” (igualititos a Morelos), los superdelegados y demás militancias, en vez de equipos y cabezas meramente sanitarias, mientras que a galope siguen afectando a la población la crisis económica y, desde luego, el tema de la inseguridad que no ha bajado en aspectos cruciales como los homicidios, las frecuentes masacres, robos en gran escala y otros que cada gobierno acomoda con estadísticas a su manera, empezando por el federal, el de la ciudad de México, el de Jalisco y luego todos los demás, y que se busca minimizar cuando se sabe que en cierta medida actúa también como factor el aislamiento social.

Y si de justicia se trata, solamente hay que ver la forma tan ágil y en tiempo récord con la que actuó la muy “independiente” Fiscalía General de la República, con respecto al caso del exsecretario de la Defensa Nacional, a quien, una vez recibido de las autoridades norteamericanas, no le correspondió ninguna de las medidas cautelares que hasta por guardar las formas se aplican en estos casos. No es prejuzgar al general sobre su culpabilidad, pero a los estadounidenses les ha perturbado mucho que, a petición de México, se haya dejado en manos de la justicia de nuestro país la investigación y eventual enjuiciamiento, sin resultados. Al contrario, apenas un par de días antes de dar a conocer el resultado de la “investigación” mexicana, se había promulgado la regulación de actuación de agentes extranjeros (léase DEA y otros) en el país, para de plano nulificar su actuación aquí. Para los estadounidenses la cuestión es grave ya que les trae a la mente que grandes cárteles, sobre todo a partir del asesinato de su agente Enrique Camarena Salazar, han tenido como único freno el trabajo de la DEA, no el del gobierno de México.

Además, no sabemos a ciencia cierta cómo reaccionará a todo ello el gobierno del nuevo presidente Biden quien se tomará un espacio, pero más pronto que tarde empezará a manifestar posición sobre la seguridad en nuestro país y lo que representa para ellos la llamada hasta ahora “coordinación” en materia de seguridad entre nuestras naciones y que por lo visto se fragmenta día con día. Inquieta la especie de despedida del embajador Christopher Landau, donde apunta entre otras cosas que el gobierno mexicano ni siquiera aceptó equipo donado para frenar el tráfico de armas procedentes de sus surtidores americanos, el aparente fin de la iniciativa Mérida y otros. Lo de Cienfuegos solamente será la puntilla para muchas otras cosas.

Mientras, el país se sigue debatiendo con la peor peste del siglo, o al menos de lo que nos ha tocado ver de él. la desesperación crece entre la población ante más y más casos que han llegado ya a la intimidad familiar o de amistades cercanas, la impotencia del sistema de salud para atender pacientes, hospitalizados o no, la tragedia en síntesis que apenas asoma en moderarse ante la llegada de vacunas que por ahora no cubren ni una mínima parte de la población. Así, en todo ello, no resulta extraño que el gobierno de Jalisco haya implementado un nuevo “botón” y que regresen algunas restricciones, se vuelva a posponer el regreso a clases, se limite la operación ahora de todas las actividades de oficina públicas y muchas privadas, del cierre de la vida social y de otras que intentan evitar una cadena de contagios desatada, indudablemente, con las festividades de fin de año, los viajes turísticos, el ingreso de visitantes del extranjero sin freno alguno y muchas causas más. La verdad, es difícil asimilar la perspectiva de que todo irá mejor pronto, sobre todo cuando nos tienen apesadumbrados la justicia, la inseguridad y la peste.

miguel.zarateh@hotmail.com

Twitter: @MiguelZarateH



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