El presidente López Obrador realizó giras. Las conferencias continuaron de manera presencial. Estuvo cerca de su gabinete y de empresarios —algunos pertenecientes a población de riesgo—. Pocas veces se le vio con cubrebocas.
Su contacto no se limitó a un círculo fijo de gente que realiza trabajos esenciales —como ocurre con gran parte de quienes tienen que laborar en industrias que no cerraron—.
Comentó que el subsecretario Hugo López-Gatell le indicó que era suficiente con mantener sana distancia para estar protegido. No fue así. Con un virus como el SARS-CoV-2 se deben tomar todas las medidas necesarias al alcance, habidas y por haber.
Desgraciadamente, el domingo informó que tiene covid-19.
Es correcto lo que se ha escrito al respecto de la salud de un mandatario: es un asunto de interés público y de seguridad nacional.
Desde el arranque de la estrategia del plan de vacunación, AMLO avisó que no recibiría las primeras dosis. Que esperaría su turno. Algunos vieron esta decisión, así como sus frecuentes encuentros sin tapabocas, como un acto de irresponsabilidad. Otros interpretaron esta determinación como un signo de empatía con la mayoría de la población. Lo cierto es que una cosa no excluye a la otra.
Ya en diversas ocasiones López Obrador ha mostrado que, para él, la línea entre la investidura y su persona no existe. Habla como Andrés Manuel, actúa como Andrés Manuel, señala como Andrés Manuel, aunque sus palabras y sus acciones impactan como Ejecutivo federal. Es su particular forma de ser, y como diría el clásico, de gobernar.
Pronta recuperación a AMLO, como el Presidente de los Estados Unidos Mexicanos y como López Obrador.
Aquí entre nos
Los niveles de contagio y muerte en México por covid-19 son alarmantes. Este martes, los dos hombres más poderosos de México, uno en lo político y otro en lo económico, tienen coronavirus. Pronta recuperación también para el empresario Carlos Slim y para todas las personas que en estos momentos se encuentran enfermas. Para quienes sufren la pérdida de seres queridos, fortaleza y luz. Un cariñoso abrazo para Maite, Marcela, Ricardo Raphael y la familia Azuela Gómez.
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