Refundarnos como sociedad


Nuestra sociedad lagunera, un tanto etérea, ha caminado bajo el sol, en medio de tolvaneras, aguantado estoica la temporada de intensos calores y no se diga la invernal; se moja de vez en cuando con alguna lluvia y soporta sus efectos citadinos, revienta moyotes sobre la piel o en el aire; y, también, soporta los incesantes cláxones y música estridente de taxis, autos particulares y del autotransporte, los viejos ruidos de motores del vehículos de carga y de pasajeros; no se diga, al recorrer a pie casi cualquier rumbo de la zona conurbada, que constata lo sucio de sus calles, de sus avenidas, los montones de basura por aquí y por allá, de bolsas, vasos y lo que sea que “los otros” tiran. 

Ve y huele las heces de perros, caballos y burros que no faltan, ni las de pájaros. Hojas secas, caídas de árboles, se añejan y afean las banquetas que, hoy como nunca, están en su peor estado. 

Hay mucho por corregir, mucho por arreglar no solo las autoridades de Lerdo, Gómez y Torreón, sino, aún más, nosotros, la gente, los ciudadanos, quienes aquí vivimos, quienes aquí observamos y respiramos este medio ambiente que paulatinamente se empobrece y atenta contra el orgullo lagunero.

Este panorama, contrasta con los bellísimos amaneceres y atardeceres, con las increíbles noches, con las lunas inconmensurables que a distintas horas nos regala el cielo lagunero eterno en su inmensidad y tiempo.

Algo tendremos que hacer como comunidad comarcana urbanizada para romper esta burda forma de vivir hoy, de conducirnos hoy, de no valorar de veras lo que se avanza, lo que tenemos. 

La irresponsabilidad se desplaza en doble vía: autoridades y sociedad. De un lado y de otro repartimos culpas, exigimos que “los otros” resuelvan, no hay un ejercicio ni crítico ni de autocrítica, solo insultos, provocaciones e intolerancia ante los comportamientos. 

Ejemplo: la no ruptura de la cadena de contagios de covid-19. No asumimos el compromiso.

Pero eso sí, creemos que con votar el 6 de junio las cosas, por acto de magia, cambiarán. Que el futuro alcalde, o diputado (mujer u hombre), llegará a resolver lo que es tarea diaria de “los otros”. 

Pendiente: refundarnos como sociedad y ser amigables con nuestras ciudades.



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