El caso de Ildefonso.
Yo creo que hay mucha gente, en todos los partidos políticos, que reconoce la labor que ha hecho Ildefonso Guajardo, tanto en la Cámara de Diputados, en el gobierno de Nuevo León, como en la reciente revisión del Tratado de Libre Comercio, que no fue fácil y que dejó ciertas garantías de seguridad económica para nuestro país, que le permiten integrarse a la economía realista actual. Eso es bien conocido y reconocido por todo mexicano pensante.
Sin embargo, el PRI nacional, que es la única esperanza para equilibrar el proceso del poder actual, que está demasiado cargado hacia la hegemonía monoteísta y hacia el imperialismo de una personalidad, no de la democracia hecha consenso, que se basa en la contradicción, se está equivocando.
En esta circunstancia, el ejemplo de Ildefonso, al colocarlo en el sexto lugar de diputado plurinominal, desorienta y decepciona a los priistas tradicionales, que han sido leales al partido en las buenas y en las malas, y que reconocen los defectos que ha tenido el PRI, en la historia reciente y también la necesidad del nacimiento de un nuevo PRI, que conserve los postulados tradicionales de la justicia social, pero que rectifique los rumbos en los que históricamente se tropezó.
Ojalá muchos militantes en el PRI hagan que se rectifiquen las nominaciones a las diputaciones federales, en favor de aquellos que han hecho trabajo y no solo que tienen familiares o que cuentan con compadrazgos o son la nueva aventura de un PRI que nos va a volver a hacer perder la confianza en el cambio.
Para lograr volver a tener fe, se requiere que personas como Ildefonso estén en las áreas estratégicas de la nación, pues en la Cámara de Diputados hay un caos derivado de la confusión entre la ideología y la ciencia, y los resultados están llevando al país a problemas económicos muy serios.
Este personaje podía perfectamente ser diputado plurinominal número 1 y después ser presidente de la Comisión de Presupuesto, porque sabe de eso y daría un buen ejemplo a todos aquellos que siguen creyendo en la última esperanza que tiene la señora democracia, de no generar conflictos, pero sí un equilibrio en las fuerzas del poder político.
Descartes: Pienso, luego existo… Qué raro que teniendo candidatos como Ildefonso, no los reconozcamos, como ejemplo, para la supervivencia del PRI.
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