
«Te nombré en el silencio», documental que narra la lucha de Las Rastreadoras del Fuerte
Puebla de Zaragoza,Puebla.- La película, que muestra un año en vida del grupo de búsqueda sinaloense, se proyectó como parte de la Exposición Narrativas y Memorias de la desaparición en México
Mirna Medina y Dulcina Parra, de Las Rastreadoras del Fuerte, y José María Espinoza de los Monteros Tatto, documentalista, estuvieron en Puebla para presentar la película documental «Te nombré en el silencio» como parte de las actividades de la Exposición Rodante Narrativas y Memorias de la Desaparición en México.
La proyección
«Yo soy una buscadora de tesoros, me llamo Mirna», así se presentó la fundadora de Las Rastreadoras del Fuerte, un grupo de madres de Sinaloa dedicadas a buscar personas desaparecidas en el norte del estado, durante una breve introducción previa a la proyección de la película, aseguró que es una buscadora con suerte y manifestó su orgullo porque han «encontrado muchos tesoros y le hemos dado paz y tranquilidad a muchas familias. Hemos llegado a despertar conciencias en el gobierno, la sociedad y la delincuencia organizada».
«Ármense, chicas»
El documental narra un año en la historia de Las Rastreadoras, y muestra cómo, dos veces por semana, miércoles y domingos, las señoras salen a buscar a sus seres queridos en los desiertos y el monte sinaloenses.
Además, la película revela que la búsqueda es la mejor terapia que pueden encontrar las madres de la agrupación. Así, armadas con picos, palas, machetes y barretas, se dirigen a los puntos donde hay indicios de existencia de fosas clandestinas; ahí, las mujeres trabajan hombro con hombro, a merced de un sol inclemente y constantemente jugándose la vida ante la amenaza del crimen organizado –o de quienes preferirían que no se visibilice la gravedad del problema de la desaparición forzada en el territorio nacional. Durante las jornadas, las buscadoras comparten alimentos, bromean, lloran, se arropan y dan fuerza unas a otras, porque a veces el espíritu flaquea ante la inmensidad del dolor y la tragedia.
Nadie tiene derecho a desaparecernos
La vida de Mirna Medina dio un vuelco cuando desapareció su hijo Roberto. Y luego, al llevar su caso a las autoridades, se enteró, porque así le fue informado, que realizar búsquedas no se encuentra entre las funciones de los organismos oficiales. Fue así que, a través de redes sociales, Mirna se dio a la tarea de buscar otras personas que también tenían familiares desaparecidos, ese fue el principio de Las Rastreadoras, así bautizadas por el fallecido periodista Javier Valdés, periodista asesinado en mayo del 2017.
«Yo no debería estar aquí, no lo merezco, mi hijo no debería estar desaparecido y ninguno. porque para eso está la justicia, que se debe encargar de que ya no tengamos desaparecidos», enfatizó la sinaloense y agregó que «cuando te desaparecen a alguien, la persona desaparecida ya no está, pero los que nos quedamos con la pena y el sufrimiento, el dolor, somos nosotros».
Las locas de las palas
Si bien, una de las políticas de Las Rastreadoras es no buscar culpables, » no nos dejamos de nadie no permitimos injusticias, eso lo queremos sembrar en todas las familias de México, no buscamos culpables pero sí es muy importante que busquemos verdad, que busquemos justicia. Estos documentales son parte de la memoria, para que en algún momento se sepa que las locas de las palas hicieron temblar al gobierno, a la sociedad, a la delincuencia y, sobre todo, que logramos dar tranquilidad a muchas familias». La rastreadora, a pesar de su evidente fortaleza, asegura que el miedo siempre la acompaña: «la adversidad me hizo parecer fuerte, pero soy muy miedosa, me da miedo un día ya no estar» y dice estar preparada, «pero también he empoderado a las señoras para que cuando ya no esté ellas puedan seguir sembrando por todo el mundo».
Hacer sinergia
«Las Rastreadoras del Fuerte están para apoyar», dijo también, e hizo un llamado a establecer conexiones que permitan el intercambio de información entre colectivos y organizaciones de búsqueda, porque, asegura, ha visto casos de personas que desaparecieron en un lugar y han sido localizadas en otro, para muestra, contó el caso de un desaparecido de Sinaloa que fue localizado en Monterrey.
Olor a muerto
Lucina Parra, periodista y rastreadora también sinaloense, mencionó durante su intervención que «hay sentimientos encontrados cuando estas señoras van y buscan y encuentran lo que, para muchos, huele a muerto, apesta; pero para ellas huele a esperanza, huele a vida después de la muerte porque es el regreso a casa del hijo ausente, del hermano, del papá, de la hija, es un sentimiento encontrado porque los buscas con vida, pero la mayoría los encontramos en fosas clandestinas», y aseguró que el 90 porciento de los desaparecidos en Sinaloa se los llevaron miembros la policía municipal.
La audiencia
El público se mostró muy conmovido ante la historia de Mirna y Las Rastreadoras; a lo largo de varias intervenciones reiteraron la admiración y el respeto que provoca la lucha de estas mujeres que «con pala en mano han logrado más que muchas instituciones que dicen tener la especialidad para lograr lo que ustedes», y es que la agrupación, a lo largo de los años, ha localizado alrededor de un centenar de tesoros, como ellas llaman a los restos de las víctimas de desaparición.
El origen del documental
Un día antes, el martes 7 de septiembre, el director José María Espinosa participó en un conversatorio en el que charló con Nina Fiocco y Martha Morales, integrantes del taller de investigación y producción artística Error, y con Blanca Edna Alonso y Marisol Hernández, del Encuentro Internacional de Experimentación Audiovisual Neosfest.
José María Espinosa de los Monteros explicó que el proyecto del documental nació en el 2016, a partir de la realización de un cortometraje en el que exploraba la normalización de la violencia Sinaloa. En ese contexto, y con el fin de hacerle una entrevista, consiguió el teléfono de Mirna. Se vieron por primera vez en Culiacán y, de forma natural surgió entre ellos una química especial. Y, aunque José María ya había explorado el tema a través de trabajos periodísticos y literarios, al conocer a Mirna instantáneamente supo que era necesario hacer algo más grande con su historia.
Contrastes y matices
José María explicó que algo que define el documental es que se alejó de la perspectiva de ser «la mosca en la pared», que le parece muy respetable, pero su intención era que la cámara estuviera totalmente adentro de las dinámicas, y que toda la narración se hiciera a partir de los actos y los intercambios de las protagonistas.
Asimismo, asegura que hay una dualidad en la historia: está «la sombra, por así decirlo; después del proyecto te queda una tristeza como inamovible, que ya no se va a ir de ahí». Narró cómo fue ir a buscar lo que quedaba de Roberto, «porque Mirna no lo encontró completo, y las cosas que pasaron ahí nunca se me van a olvidar en mi vida, esa es la parte pesada; pero también hay una parte muy luminosa, que justamente la película está construida ahí, porque no solamente hay pérdida y dolor, también hay luz, amor, resiliencia, valentía, ganas de querer vivir»; y agregó que para ellas también existe este contraste, «es de lo que más orgulloso estoy del documental, de que se expresa esta dualidad, porque también cuentan chistes pícaros, se ríen, salen con el novio; como personas tenemos diferentes matices».
En ese sentido, Chema, hizo énfasis en que «nunca fue su intención ‘dar voz’ a las buscadoras, ya que ellas ya tienen una voz s muy potente, la apuesta es más bien, ser un megáfono.