Cuando Enrique N decidió acudir al médico, llevaba varios meses con problemas. El ardor, el goteo y diversas dificultades para orinar no habían logrado empujarlo a un consultorio, pero esa mañana, luego de mucho esfuerzo para iniciar la micción, notó que había sangre en la orina.
En México, casi 3 de cada 10 hombres con diagnóstico de cáncer de próstata, mueren. “En etapas iniciales el cáncer no da síntomas porque se origina de la zona más periférica de la próstata y para que crezca y llegue a la parte central, que es la uretra, donde ya reporta síntomas, puede pasar mucho tiempo”, señala Miguel Ángel Jiménez Ríos, jefe de urología en el INCan.
Cuando ya hay síntomas obstructivos, como disminución del chorro, goteo terminal, o irritativos como ardor, y sangrado, “nos habla de un problema más avanzado. En este punto la expectativa de un tratamiento exitoso disminuye sensiblemente”, agrega el doctor Jiménez Ríos.
Luego de unos días y una valoración completa, Enrique fue diagnosticado con cáncer de próstata. Sabía que su abuelo paterno había muerto de ese padecimiento muchos años antes, pero jamás se le ocurrió que podría sucederle. Aunque no puede prevenirse, hay diversos factores de riesgo que deben observarse, como la herencia, un estilo de vida sedentario, la mala alimentación y las enfermedades inflamatorias de la próstata, gatillos para que se desarrolle este cáncer, según explica Jiménez Ríos.
El cáncer de próstata es muy discreto en sus primeras fases, razón por la que 70% de los casos en México se detectan ya en etapas avanzadas. Pero la falta de síntomas no es la razón principal del diagnóstico tardío. Una detección temprana es posible, si los hombres incluyen un chequeo anual con su médico a partir de los 40 años de edad, aun cuando no tengan molestias.
Las pruebas incluyen una evaluación con un antígeno prostático específico (prueba de laboratorio en sangre) y un tacto rectal en el consultorio del urólogo. Jiménez Ríos advierte que un paciente que ya tiene síntomas “debe acudir a una valoración específica y dirigida para que no deje pasar el probable diagnóstico de un cáncer de próstata”.
Saber para prevenir
A diferencia de otros cánceres de alta prevalencia en el país, como el cervicouterino o el de mama en la mujer, el de próstata no cuenta con campañas de información y difusión que hagan conciencia en los varones de 40 años o más, de la necesidad apremiante de acudir a chequeos de rutina anuales, o al menos no son tan insistentes y coordinados como en el caso de los padecimientos femeninos.
El último reporte del Global Cancer Observatory (Globocan) en 2018, calculó que ese año se presentaron 25,000 nuevos casos de cáncer de próstata en México; de ellos, casi 7,000 hombres murieron (28%). Un año antes, datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) mostraron cifras similares, con 6,676 muertes por esta causa.
De tal forma, en 2018 “hubo un poco más de muertes por cáncer de próstata que por cáncer de mama, que es el más frecuente en la mujer”, apunta el especialista. Esto, a pesar de que la prevalencia de dicho cáncer femenino es mayor.
¿La diferencia? El nivel de prevención y uno que otro prejuicio. “Muchos pacientes rechazan la exploración rectal por tabú y machismo mal entendido, la falta de información y la cultura que tenemos los hombres de no revisarnos tanto como la mujer, nos afectan. Ellas ya tienen
establecido en su mente que a partir de cierta edad deben hacerse ciertos análisis como el papanicolau o una revisión mamaria”, explica el especialista del INCan.
Sin embargo, agrega, “hace falta que el hombre entienda que podemos tener un cáncer que se desarrolla de manera oculta y que cuando da síntomas puede ser ya demasiado tarde. Es un tumor que puede crecer indolente y complicarnos mucho la vida cuando lo descubrimos”.
La revisión anual de rutina para los hombres a partir de los 40 años, o de menor edad pero con algún factor de riesgo detectado, como antecedentes familiares de cáncer, obesidad, tabaquismo o sedentarismo es muy sencilla y rápida, comenta Jiménez Ríos: “la exploración se hace a través del recto, con un dedo.
De esta forma se puede establecer el estado anatómico de la próstata y se complementa con un estudio de sangre llamado antígeno prostático específico”. Sin embargo, esta prueba en sangre no es suficiente para diagnosticar o descartar el cáncer. “El antígeno se eleva en las enfermedades inflamatorias de la próstata. Se eleva simplemente si el paciente anduvo en bicicleta o si tuvo relaciones sexuales, o montó a caballo… Por eso solo es un complemento al tacto rectal.”
En caso de que “a través del tacto detectemos alguna induración, irregularidad en el órgano o fijación a planos profundos, pasaremos a la siguiente fase del estudio, que es un ultrasonido y una biopsia”, de donde se podrá diagnosticar el posible cáncer, su tipo y etapa, para determinar el tratamiento adecuado.
El panorama es desolador. De acuerdo a la más reciente Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut 2018) del Inegi, menos de 3% de los pacientes acudieron a revisión en años previos a su diagnóstico, lamenta Jiménez.
“En el INCan hicimos un estudio para ver cómo vienen los pacientes y encontramos que en su primera consulta, la mitad llegan ya con metástasis. En ese momento ya no están en terreno curativo”.
Por ello, insiste el especialista, es necesario que las autoridades de salud y la iniciativa privada implementen campañas de información serias, en conjunto, para fomentar la detección oportuna de este cáncer, lo que permitiría curar a los pacientes y ahorrar recursos, pues el tratamiento incluye medicamentos de hasta 50,000 pesos mensuales “y no hay sistema de salud que lo soporte”.
Opus, todo para ayudar
Hace casi dos años, el INCan puso en marcha el programa Opus. Se trata de un esfuerzo integral del Instituto para luchar contra el cáncer de próstata. Información, diagnósticos y tratamientos gratuitos están a disposición de todo aquel hombre que lo solicite. Solo es necesario que tenga 40 años de edad, con o sin síntomas, y no tener seguridad social ni cobertura alguna de un sistema de salud.
Estos pacientes deben hacer una cita en el INCan para la evaluación inicial. Si resulta candidato a pruebas de segunda fase, se le tomarán, lo diagnosticarán, lo etapificarán y le darán el tratamiento. La importancia del diagnóstico oportuno es crítica. “Cuando el paciente tiene un cáncer localizado (solo en la próstata) se puede curar y la expectativa de vida es exactamente igual que si no lo tuviera.
Pero si el tumor ya salió de la próstata porque atravesó todas sus capas o hizo metástasis, la expectativa de vida se reduce”. El especialista asegura que 85% de los pacientes que llegan a consulta de primera vez ya con metástasis, mueren a los 3 años; con un tratamiento adecuado esa expectativa se extiende, pero la mayoría morirán a los 5 años de ser diagnosticados.
“Este cáncer es segunda causa de muerte entre la población varonil y primera en mayores de 50 años. De cada 10 pacientes que tenemos en el INCan, 7 llegan ya en etapa incurable”, dice Jiménez, y esto ensombrece la misión del Instituto, que es acabar con el cáncer en México.