Según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, un número importante de las niñas, niños y adolescentes se ve obligado a trabajar y en la mayoría de los casos en condiciones que ponen en riesgo su vida y su integridad física.
El principal motivo por el que buscan un trabajo radica en la precariedad económica del hogar, por la necesidad de aportar a la mesa o incluso para poder pagar su educación.
Irónicamente, 915 mil 048 niñas y niños no van a la escuela en México por trabajar, el 87% lo hace en la informalidad, obviamente sin garantías, seguros, ni ninguna otra prestación para abonar a su futuro, y lo más importante: violentando por completo sus derechos humanos.
Más del 53% de las y los infantes trabajan entre 30 a más de 36 horas a la semana.
Existen sectores ocupacionales no permitidos para los infantes con porcentajes considerables que los emplean ignorando deliberadamente los marcos legales del país, tal es el caso de las actividades agrícolas, ganaderas, caza y pesca que ocupa un 42% de niños y 15% de niñas; la minería, construcción e industria, 25% de niños y 19% de niñas; el comercio y empleos en ventas, 25% de niñas y 10% de niños. Observamos que 111 mil 306 no estudian porque se ven en la obligación de realizar trabajo doméstico en su propio hogar, el 83% son niñas. Lo que permite observar la segregación por sexo-genérica desde corta edad y la gran brecha en índices de desarrollo humano del país.
Los derechos de la niñez están siendo profanados. Se olvida que tienen derecho a gozar de una infancia digna y plena, en la que se les permita aprender, jugar, contar con momentos de recreación y esparcimiento, gozar de libertad, salud, identidad y protección.
Pero en un país donde el mejor salario mínimo se encuentra en 123.22 pesos diarios en la región norte y las oportunidades de crecimiento económico no son las más prosperas, las niñas y niños se ven en la constricción de buscar un sustento adicional para sus familias e incluso para sí.
Existen diversas acciones gubernamentales que buscan frenar estas cifras frías y preocupantes, sin embargo, no han brindado los resultados esperados y las niñas y niños que trabajan cada vez son más, con total impunidad son liberadas las empresas y negocios empleadores, y para nosotros como sociedad, es más fácil voltear la vista al otro lado de la calle.
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