
La explosión del puente de Crimea acelera las decisiones estratégicas que debe tomar el presidente ruso, Vladimir Putin, sobre la ocupación rusa del sur de Ucrania.
Toda esta presencia ya estaba mal abastecida, administrada y en retirada. Es posible que ahora se necesiten cruces de ferry destartalados con mal tiempo o vuelos de carga aérea altamente peligrosos para reforzar los envíos militares a Crimea y hacia el frente.
Ucrania ha estado apuntando a las dependencias de transporte envejecidas de Rusia, particularmente su dependencia del ferrocarril, con una precisión lenta y paciente. Primero Izium, que condujo al colapso alrededor de Kharkiv. Luego Lyman, que está conduciendo a la erosión del control de Rusia sobre Donetsk y Luhansk. Y ahora el Puente del Estrecho de Kerch, que se había vuelto tan vital para todo lo que Rusia está tratando de retener en el sur.
Putin ahora enfrenta una serie de decisiones aceleradas y dolorosas, todas las cuales desmentirán severamente su continua cara de póquer de orgullo y grandilocuencia hacia las crecientes señales de una derrota lenta.
Al oeste del río Dnieper, su ejército en Kherson está sitiado por fuerzas ucranianas que se mueven rápidamente. Las tropas de Putin ya están en retirada, en parte debido al mismo escaso reabastecimiento que se verá acentuado por la explosión de Kerch.
Están nuevamente aislados de esta vacilante línea de suministro por otra serie de puentes dañados o seleccionados a través del Dnieper. Durante la semana pasada, ya han retrocedido más de 500 kilómetros cuadrados (alrededor de 193 millas cuadradas).
¿Puede Moscú sostener esta fuerza sobre dos rutas de suministro dañadas? Una presencia precaria quizás se haya vuelto casi imposible de la noche a la mañana.
El segundo punto de decisión se refiere a Crimea. Putin ahora enfrenta la difícil elección de fortalecerlo aún más con fuerzas mermadas que enfrentan problemas de reabastecimiento, o retirar parcialmente su ejército para garantizar que no se corten sus importantes recursos en la península.
Putin debe elegir entre alimentar sus ambiciones más grandes con una probabilidad cada vez menor de éxito o consolidar fuerzas en torno a un objetivo que tiene mayores posibilidades de lograr.
Uno corre el riesgo de un colapso catastrófico, por toda su brutal aventura en Ucrania, y muy posiblemente, su gobierno. El segundo lo deja con una pérdida inmediata de prestigio, pero con mayores posibilidades de mantener la ocupación de partes más pequeñas de Ucrania.
Lea el análisis completo de Nick Paton Walsh aquí.