ESTADOS UNIDOS: DESMANTELAR COGOBIERNO CON EL NARCO EN MÉXICO
Felipe Guerrero
¿Con la detención de Ovidio Guzmán le ocurrió algo letal a la estructura del Cartel de Sinaloa? Y la respuesta es tan elemental como obvia: Nada.
La operación y la estrategia para detener a Ovidio fue exitosa, pero la estructura paramilitar quedó intacta porque los daños solo se centraron en el núcleo que lo resguardaba y en el área donde residía libremente, en este caso, en la Sindicatura de Jesús María, cuya población sufrió las consecuencias del ataque federal.
Hasta dónde se sabe, Ovidio Guzmán, como sus hermanos, no tienen antecedentes penales en Sinaloa, mucho menos orden de aprehensión. Y en el caso de la Fiscalía General de la República tampoco se sabe de qué lo acusa. El argumento jurídico es que fue detenido en flagrancia y que, a raíz de esto, se le haría efectiva una orden, no de un juez en México, sino de un juez federal de los Estados Unidos quien desde hace tres años lo reclama para fines de extradición.
El operativo entonces para la detención de Ovidio Guzmán tuvo y tiene un objetivo muy claro: Entregarlo a los Estados Unidos, cuyo Presidente Joe Biden, desde hace seis meses a través de la Directora de la DEA, Ane Milgram, advirtió que su gobierno no se detendría ante nada para ir por aquellos gobernantes y políticos financiados por y al servicio del narco.
Pero para el gobierno estadounidense en México el asunto va más allá: Los cárteles ahora gobiernan constitucionalmente en no pocas regiones.
En su visita a México, Biden seguro felicitará abiertamente y a propósito al Presidente López Obrador por este operativo del que hará responsable, ya que sabe perfectamente bien que el mandatario mexicano mantiene una postura ambigua: Por un lado, quedar bien con EU y, por otro, enviar la señal a quien corresponda que él no lo ordenó porque su política de abrazos y no balazos sigue vigente.
¿La detención de Ovidio rompe el pacto electoral de las fuerzas políticas en el poder con el Cártel de Sinaloa y quienes lo representan en algunos gobiernos locales? Es probable que no porque ambos se necesitan, pero eso también va a depender de cómo siga ajustando las tuercas los Estados Unidos, cuya concepción del orden y la estabilidad social se centra en hacer valer el principio de que es el Estado quien decide y manda, y no las fuerzas fácticas como sucede en diversas regiones de México.
Se trata en el fondo de darle orden y civilidad al trasiego y comercialización de la droga y, pare ello, se requieren gobiernos locales que limiten, condicionen y mantengan bajo control el negocio porque eso genera estabilidad social, reduce la violencia y fortalece la economía. En una palabra, que no gobierne el narco ni de facto, mucho menos asumiendo posiciones constitucionales a partir de financiar campañas e imponer candidatos.
A Estados Unidos le preocupa las hegemonías de gobiernos de izquierda en América Latina y su mezcolanza de “humanismo”, el financiamiento directo a los pobres como control político y el trato tolerante y hasta amigable con los cárteles de la droga.
Especialmente le preocupa México y el papel de influencia que hoy juega López Obrador de frente a otros líderes con este perfil ideológico. Por eso en la idea de Biden se estaría dando un primer paso en su estrategia de presión para desmantelar cualquier vínculo con los cárteles en los que se asome el rostro del cogobierno.
Se trata en resumidas cuentas de quitarle al gobierno mexicano, y a sus aliados, el control político, el control financiero y la posibilidad de que, como en el 2021, de nuevo vayan en acuerdo electoral para el 2024. Para los EU desmantelar lo que considera las bases de poder de la 4T es fundamental para recuperar su influencia en América Latina. Ya le agarró el modo y la DEA es clave por sus abultados expedientes de gobernadores, legisladores, líderes políticos y altos funcionarios mexicanos. “Bisnes” son “bisnes”.