El ojo vigilante del ‘Cell Phone’


Hoy quiero referirme a los escándalos que día tras día protagonizan hombres y mujeres de todas las edades, por medio de las cámaras de los teléfonos móviles. ¡Cuidado con el ojo del Cell Phone! Por culpa del ojo indiscreto del móvil de una Youtuber, en esta semana fue destituido Alejandro Cabrera Fernández de PEMEX, quien era coordinador de Relaciones Laborales y Recursos Humanos.

Simple y sencillamente porque, siendo que AMLO dice tener como principal propósito acabar con la corrupción, el pasado 15 de octubre éste se reunió con el ex líder de los petroleros, Romero Deschamps en un restaurante,en la que también estuvieron el diputado Manuel Limón y Fernando Navarrete Pérez, presidente del Consejo General de Vigilancia del Comité Ejecutivo del sindicato de PEMEX.

En donde aparezca Romero Deschamps con gente al servicio del actual gobierno federal, es obvio que a un ciudadano común comprometido con la lucha contra la corrupción no puede sino sospechar que se trata de un conciliábulo y, teniendo a la mano el celular, de inmediato comienza a gravar.

El video de la youtuber se viralizó en las redes sociales y, sin más, Cabrera Fernández fue puesto de “patitas en la calle”. Es esta una buena señal dirigida a quienes procedentes de las filas del PRI y del PAN que, por alguna razón, siguen en el gobierno.

Otro de los escándalos originados en las redes sociales en los últimos días es el de un profesor de la Facultad de Ingeniería Mecánica y Eléctrica de la UANL, por haber maltratado a un alumno en una de sus clases en línea. La pandemia trajo como una de sus consecuencias las clases en línea. ¡Cómo han“balconeado” los alumnos a sus profesores!

Con un rostro de satisfacción adornado con un florido lenguaje, el susodicho docente de FIME dice a uno de sus alumnos durante un examen:

—No hagas trampa. Eh, cabrón, te estoy diciendo que lo hagas en la libreta a mano. ¡Pinche burro! Yo les dije muy claro, nada de calculadora, les dije a mano y en la libreta. No se chiflen, la ingeniería no es para chiflados, la ingeniería es para gente sensata. Tal vez el arte pueda servir para chiflados, y ahí hay mucha competencia.

El alumno responde parsimoniosamente:

—Sólo quería optimizar para saber cómo sería el tiempo en el examen.

—En el examen no te voy a dejar sacar nada más que la pura libreta y lápiz, así que no le pongas, eh, situaciones, no inventes cosas que no van a ser, si le sigues te voy a reprobar desde antes por falta de capacidad eh…, intelectual.

En el primero de estos dos escándalos, el ojo vigilante del Cell Phone captura la imagen del momento preciso en el que los detractores de la 4T, incrustados en el gobierno y operadores de la sociedad disciplinar, conspiran contra el proyecto de PEMEX; esto es lo más probable.

Y en la segunda historia, el ojo vigilante del móvil de un estudiante intercepta el poder de un autoritario profesor que no sólo muestra su ignorancia en la manera de referirse al arte, sino que, sin darse cuenta, ha pasado parte de su vida reproduciendo conocimientos y formas de comportamiento que facilitan el Status quo.

Estas dos historias, entre otras análogas, me conducen a pensar en las reflexiones de Michel Foucault sobre la sociedad disciplinaria en la que hoy vivimos, surgida originalmente en Europa a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX.

Una sociedad en la que la pretensión de la uniformidad de los detentadores del poder económico, en detrimento de la diversidad y, por ende, de la libertad, brilla en todo su esplendor y en la que, entre otros de sus rasgos, para el ojo vigilante de este modelo de sociedad nada queda fuera del control del poder económico y político.

La sociedad disciplinaria sustituyó al viejo modelo de la justicia penal que rigió durante la Edad Media, caracterizado por el castigo al cuerpo por medio de penas sumamente severas, entre las cuales prevalece la pena de muerte.

Foucault sostiene que las sociedades de hoy deberían rendirle un homenaje a Bentham, “pues fue él quien programó, definió y describió de manera precisa las formas de poder en que vivimos, presentándolas en un maravilloso y célebre modelo de esta sociedad de ortopedia generalizada que es el famoso Panóptico, forma arquitectónica que permite un tipo de poder sobre el espíritu, una especie de institución que vale tanto para las escuelas como para los hospitales, las prisiones, los reformatorios, los hospicios o las fábricas”.

Es verdad esto; pero lo que nunca imaginó Bentham es que la ortopedia social impuesta por el poder del ojo vigilante de la sociedad: escuelas, aparatos de justicia, cárceles, etcétera, podía ser interceptado por el poder del ojo vigilante del Cell Phone, en manos de los ciudadanos.



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