Ley de Coordinación Fiscal


Modificar el sistema de coordinación fiscal de los estados con la Federación no es una exigencia nueva de los estados, principalmente, del norte del país. Tampoco es una exigencia que atenta contra el gobierno de la 4T, o que tenga motivaciones electorales. Se trata de una vieja demanda de cambiar las reglas para que sea más equitativa la distribución de los ingresos.

El tema actual de debate, desde su origen, arrastra un fuerte sentido regionalista, porque uno de los argumentos es que se aporta más en comparación a lo que las autoridades hacendarias regresan.

Ese regionalismo siempre había girado en torno al argumento de la generación de riqueza de los estados ricos que “sostienen” en la distribución del gasto, a las entidades pobres.

De las manifestaciones más radicales, las planteadas por el sector patronal de Nuevo León fueron las más beligerantes en la década de los noventa, porque amagaron con romper el pacto federal y declararse un estado autónomo.

Las charlas de sobremesa de aquella época en la entidad norestense, dicho coloquialmente por ellos, decían que el país estaba divido en tres: los estados norteños generadores de riqueza; la Ciudad de México de los burócratas, políticos e intelectuales; y los del sur-sureste flojos, pobres e improductivos.

En buena medida, los gobernantes de finales del siglo XX rechazaban el centralismo político, económico y fiscal de los gobiernos de la república.

La revisión de la vigencia del pacto de estado con la Federación siempre fue el amago para convencer al Legislativo y Ejecutivo federal de revisar y modificar la Ley de Coordinación Fiscal.

Este tema regresa a la mesa del debate nacional, remasterizado, porque esa vieja demanda de estados como el neolonés se ha extendido de manera reactiva por los gobernadores de la llamada alianza federalista, que se amplió del norte al centro del país.

Lástima por los habitantes de los estados y de las entidades demandantes de modificar la Ley de Coordinación Fiscal, porque de alguna manera se presenta en un momento de mayor polarización política, porque, justamente la centralización ha llegado a su máxima expresión en la era de la 4T.

pablo.ruiz@FGTelevision.com



Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *