
CHISPAZO.
LA BATALLA DEL DÍA «D».
Felipe Guerrero Bojórquez.
Desde luego que la elección del próximo 02 de junio no será un mero trámite; lo que en todo caso, a estas alturas, ya están definidas son las preferencias electorales, unas abiertas, otras menos, otras ocultas y otras indecisas.
Lo que también hay que decir es que de aquí al 02 de junio, a menos que ocurra algo mayúsculo, esas preferencias no se moverán y entonces lo que quedaría pendiente es la etapa más decisiva del proceso electoral: El día D, donde la capacidad de movilización de las estructuras operativas son determinantes en el triunfo de las o los candidatos con mayores recursos.
Igualmente coadyuva de manera importante el voto ciudadano libre, el sufragio ajeno a la costosa movilidad de los partidos para garantizar que las voluntades pagadas, o presionadas acudan a las urnas.
La importancia del voto libre estriba en su poder independiente, fuera del control de las instancias corporativas. Por eso cuando la oposición argumenta que si el padrón de votantes rebasa el 60 por ciento el voto de esa franja será mas favorable a ella, porque se trata por lo general de un sector amenazado en su zona de confort, de inconformes que reaccionan ampliamente en contra de un gobierno que no los representa, como en el caso de las clases medias.
En cambio, cuando el padrón de votantes apenas llega al 50 por ciento, la posibilidad de triunfo del voto duro, controlado, corporativo es mayor.
¿Qué veremos en la elección del próximo 02 de junio? Un choque de estructuras tratando de encausar el máximo de votos a las urnas. Estructuras que garanticen la representación total en las casillas; que los operadores en los seccionales lleven prácticamente de la mano a las casillas a quienes se comprometieron con ellos, a través o no de la compra del voto; o bien desde la utilización de grupos de choque para inhibir el sufragio contrario, hasta el robo de las urnas. ¿Y qué tanto actuará el crimen organizado? Depende si el interés se centra en impedir que los ciudadanos libres salgan a votar, o bien si lo que se busca es sabotear y anular la elección en algunas regiones del país, escenario que los interesados podrían montar con mucha facilidad.
Solo hay que esperar el día de la elección a que el voto masivo, mayoritario, libre, se manifieste y no pretenda ser aplastado por las fuerzas fácticas al servicio del autoritarismo de suyo antidemocrático. Que así sea.