CHISPAZO

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PRI Y PAN NEOLIBERALES AGONIZAN; ¿MORENA HACIA EL VIEJO PRI?
Felipe Guerrero Bojórquez.

La única manera que MORENA y el régimen tengan un contrapeso real en términos políticos y sociales, es que surja un movimiento desde abajo, desde la gente, impulsado por actores de la sociedad, por verdaderos liderazgos, por demócratas con capacidad de lucha y credibilidad.

Definitivamente, el PRI y el PAN neoliberales fueron derrotados en parte por una sociedad que ya no los acepta, y en parte por una organización como MORENA con rasgos ya muy claros de partido de Estado.

En una palabra, el PAN y el PRI del neoliberalismo prácticamente empezaron a agonizar desde el 2018 y, en cambio, en menos de seis años, MORENA se desvió rumbo aquel viejo PRI anterior a la época de Carlos Salinas, por lo que igualmente morenistas de la izquierda histórica ya hablan de un necesario debate de fondo para impedir que el partido se desnaturalice y sea definitivamente controlado por el priismo advenedizo.

Quienes ahora dirigen al partido guinda no son los líderes de la izquierda forjados generacionalmente en la lucha contra el sistema priista, ese que los persiguió desde el alemanismo, pasando por la lucha ferrocarrilera en la época de Ruiz Cortinez y López Mateos, hasta llegar al movimiento del 68 con Díaz Ordaz, el halconazo con Echeverría en 1971 y las brigadas blancas de Miguel Nazar Haro, época en la que las diversas corrientes del pensamiento izquierdista fueron combatidos sin piedad, con cárcel, torturas, desapariciones y ejecuciones.

No son pues, los que ahora dirigen a MORENA, esa generación que obligó al viejo PRI a aperturarse y a consolidar un movimiento social de izquierda encabezado por el Ing. Cuahtémoc Cárdenas, y un movimiento democrático que también lideró el Ing. Manuel Clouthier del Rincón.

Lo paradógico es que hoy, en MORENA, muchos de sus dirigentes, funcionarios del gobierno, asesores y viejos cuadros priistas recién integrados, están formados en el corporativismo de suyo vertical o convalidor, en su momento, de las atrocidades de aquellos regímenes.

Ahora resulta que organizaciones históricamente «charras» que se pasaron a MORENA y que en su tiempo combatieron sin miramientos, desde el oficialismo más rupestre, a la izquierda hoy son «revolucionarios» , como en el caso del magisterio ( SNTE) o los burócratas ( FSTSE) o lo que queda de la CTM y que fueron incorporados a la maquinaria morenista para realizar tareas electoreras. Hay por supuesto inconformidad de morenistas de la verdadera izquierda que ven con preocupación este fenómeno, por lo que ya advierten de la necesidad inmediata, de una urgente reforma interna, para oxigenar la corta vida de ese partido.

Efectivamente, si MORENA, al igual que el viejo PRI transita por el modelo estatista, corporativo y sin contrapesos, es probable que su desgaste sea a corto plazo, sobre todo porque no se puede regresar al pasado en el contexto de una economía globalizada, que hoy reacciona preocupada ante propuestas de cambios regresivos con fuerte olor a estatismo.

Y en el caso del PRI y el PAN, y un PRD en proceso de extinción, o se refundan, sus bases se liberan de quienes los mantienen controlados e impulsan procesos renovadores desde sus entrañas, o terminarán convirtiéndose en satélites del régimen, en franquicias entregadas, vendidas, a sabiendas de que el juego de las candidaturas plurinominales resultan un jugoso negocio.

Por eso, a raíz del desprecio mostrado por los electores en el pasado proceso comicial al PAN-PRI-PRD, y de la movilización, en todos los sentidos, de la poderosa maquinaria del régimen para aplastar cualquier intento de competencia, se hace fundamental la emergencia de movimientos ciudadanos y nuevas corrientes políticas social-demócratas, que impidan, con el aval y la confianza ciudadana, que un solo partido se apodere de las instituciones y que, a nombre «del pueblo», hagan cambios a la constitución bajo su interés de poder absoluto.

Ojalá y la virtual presidenta electa Claudia Sheinbaum se imponga ante toda esta herencia descompuesta y apele a la historia, a su historia de que proviene de la izquierda demócrata, para impedir que el viejp PRI, encarnado en MORENA, regrese por sus fueros. Dios nos libre.




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