
CHISPAZO
EL CAMINO DE LA RESISTENCIA
Felipe Guerrero Bojórquez
En México no existe oposición partidista porque sus burocracias han preferido estar con los que ejercen el poder. Han dejado a la deriva a millones de mexicanos que padecen las malas políticas públicas del régimen y, en los hechos, en lugar de convocar a la resistencia, se han dedicado a construir un discurso para decirle a los que mayoritariamente ejercen el poder, como deben hacer las cosas, según ellos. Son “quedadores”de bien.
El llamado Movimiento de Regeneración Nacional, MORENA, o la llamada Cuarta Transformación, ejerce el poder no como parte de la alternancia democrática, sino como un modelo en el que no reconocen en absoluto a los que cuestionen, propongan o debatan sus adversarios, a los que hay que destruir con todo e instituciones que heredaron. Y así lo hacen hoy.
Y lo seguirán haciendo mientras no tengan obstáculos enfrente. No han tenido en lo absoluto compasión de los que piensan diferente, principalmente de entes ajenos a intereses partidistas, libres pensadores, intelectuales, académicos, medios de comunicación, organismos, líderes y periodistas independientes que han contribuido a los cambios de este país y que a diario dan la batalla, como la dieron contra el viejo PRI y luego contra el PRIAN, para construir una democracia que, los que ahora llegaron, en seis años se encargaron de destruir.
¿Y que han hecho en estos últimos seis años los partidos dizque opositores, principalmente el PRI y el PAN? Acomodarse. No entender, o hacer que no entienden, que la llegada de MORENA al poder no fue un cambio de gobierno, sino un cambio de modelo de desarrollo, cuya divisa ha sido destruir gradualmente a las instituciones de la «democracia burguesa», para construir las bases jurídicas en las que se sustente la «democracia del pueblo», concepto digno del autoritarismo de países como Venezuela, Cuba y Nicaragua. Sí, y así lo han hecho al pie de la letra.
Y seguimos preguntando: ¿Y la oposición por llamarle de algún modo? Sus líderes (de su estrecha estructura militante, no de la gente), aparte de acomodarse, siguen permitiendo, avalando con su conducta, que México se consolide como un narco Estado, como un país donde la educación, la salud, la seguridad pública, la inversión y el desarrollo económico en general, no sean tan importante como el reparto irresponsable del dinero de todos los mexicanos y, a la vez, el control de suyo coercitivo de la voluntad de los que menos tienen.
De hecho estos partidos, ya fueron rebasados por un régimen que casi ya controla todo y solo le hace falta, para darle la última paletada a la incipiente alternancia de la que gozaba el país, tener completamente en sus manos al Poder Judicial. Así será seguramente a partir del segundo semestre de este año. Y así siguen esos partidos, cuyos dirigentes están más cerca de enchufarse a MORENA que de rebelarse; más cerca de la 4T que de salirse de su zona de confort y ganar la calle, convocar a la gente a la protesta, a la exigencia, a la denuncia, a la confrontación cara a cara con los gobernantes corruptos e incumplidos.
No, no lo hacen porque no están formados en la lucha callejera, en el apostolado social, en el abanderamiento de las mejores causas. Les encanta tanto el poder, que no conciben dar la pelea brazo a brazo, codo a codo con la raza. Y sin presupuesto simplemente mueren. Así son ellos.
Sí, así son. Prefieren atrincherarse en la curul, donde están perdidos, y avalar con su presencia, y hasta con sus votos en contra, la antidemocracia de los que avasallan sin piedad el sentido de lo que alguna vez fue la dignidad política y legislativa. Si, prefieren el recinto parlamentario aunque estén atados de mano, que la calle, desde donde verdaderamente darían la pelea. Al cabo que, al final de cuentas, el traje y la corbata los iguala. Y las prerrogativas también.
México, hoy más que nunca, necesita urgentemente líderes que se atrevan a luchar a ras de tierra, porque no se trata de buscar votos para ganar a un simple adversario en las urnas, se trata de enfrentar y derrotar a un régimen autoritario, que muy pronto tendrá al país con la bota en el pescuezo, si en el corto tiempo no emergen líderes que emprendan el camino de la resistencia civil. Al tiempo.
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