Biden o Trump ¿A quién le importa?


Inmersos en nuestras nacionales cuitas económicas, sanitarias y sociales, los mexicanos hemos visto pasar con más pena que gloria la campaña por la presidencia de los Estados Unidos. Este año nos ha vuelto más fatalistas que de costumbre, y quizá pensamos que aunque el mismísimo chamuco ganara el poder en la Casa Blanca, a nosotros ya ni nos va ni nos viene. Sin embargo, está más vigente que nunca aquella sentencia de que nada es tan malo que no pueda empeorar.

Obviamente, mientras no se haga realidad el sueño azul de los federalistas, todos los mexicanos estamos en el mismo barco. Incluidos, claro, los mexiquenses. Pero particularmente a nuestra entidad un posible escenario de conflicto postelectoral estadunidense, con la consabida inestabilidad del dólar, nos pondría en serios aprietos en el tema comercial y de inversión extranjera.

Otro escenario sería la reelección sin problemas del actual mandatario Donald Trump (recordemos que en la primera ocasión tenía las estadísticas en contra ante Hillary Clinton, igual que ahora, y dio la sorpresa) y eso quizá comercialmente brinde tranquilidad, pero podría significar otra arremetida contra los paisanos que allá trabajan legal e ilegalmente, pues ya son ampliamente conocidas las posturas del magnate venido a político ante la migración. Es probable que con un triunfo, ya sin la presión de quedar bien con nadie ni hacer méritos para un nuevo periodo, sentiría la manga ancha para aplicar alegremente la política del garrote, ya sin disimulo.

Las cifras oficiales estiman que de los 12 millones de mexicanos que residen en el vecino país, al menos 1.2 millones son mexiquenses. Pues bien, del año 2015 a agosto de este 2020, las autoridades migratorias de los Estados Unidos repatriaron a unas 54 mil 422 personas originarias del Estado de México.

Paisanos que año con año, con la delirante política del muro, ven frustrado el “sueño americano” de trabajar hasta quedar exhaustos para enviar desde allá las remesas que mucho importan a la economía de este estado, y son obligados a retornar para encontrarse con la pesadilla mexicana de requerir con urgencia -y sin éxito- un empleo, vivienda, servicios públicos, servicios de salud… En fin.

Evidentemente debería ser mucho más amplio y complejo el análisis de por qué tiene que importarnos a los mexiquenses la votación de hoy en Estados Unidos, pero sirvan estas breves reflexiones para empezar a sudar frío y mejor encomendarnos a San Joe Biden, el malo por conocer.



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