Siempre me ha dado risa nuestra falsa sensación de conocimiento político. Creemos tener argumentos para criticar a funcionarios o candidatos y la realidad es que nos vale madre ese mundo. O pregúntate: ¿Cuánto de tu día o porcentaje de tus reuniones lo ocupamos en debatir sobre cuestiones políticas?
Respuesta que pudiera encabronarnos o hacernos aceptar lo fácil que somos de manipular cuando llegan fechas electorales porque difícilmente podemos profundizar sobre plataformas o proyectos de trabajo de los candidatos que lleguen a vendernos espejitos.
¿Escribí espejitos? Perdón, pero es así. Rara vez discutimos sobre tasas de interés, planes sociales, inflación o desempeños de secretarías de gobierno. Y quizá muy a la ligera, nos metemos sobre situaciones personales de funcionarios y construimos su imagen después de algún artículo periodístico que se hizo viral porque nuestros amigos nos compartieron por WhatsApp.
A lo que voy es que somos tan vulnerables que nuestro techo de cuestionamientos es demasiado bajo. A su vez, nos autoconvencemos de tener argumentos para descalificar a Samuel, Clara o Cienfuegos utilizando (mayormente) información que nos llega vía redes sociales.
¿Redes? Sí, el medio favorito de los ingenieros electorales para desparramar teorías y afianzar verdades ocultando a sus creadores. Luego de exponenciar su impacto, difícilmente sabremos quién la originó, pero todos estaremos hablando de ella. ¿Noticias falsas o verdaderas? Tiempo después ya no importa porque se trabaja sobre el primer impacto que tú recordarás y compartirás en tus grupos
O dime tú, ¿cuántas veces has compartido la segunda parte de una noticia para aclarar que la primera estaba equivocada, que la persona es inocente o que todo era una farsa? Nunca y ahí radica el secreto de quienes conocen nuestras debilidades.
Y sí, la ignorancia es una debilidad, pero peor es creer que sí sabemos; problemón en el que nos encontramos y que debiéramos intentar mejorar para prepararnos mejor para el proceso electoral que tendremos en Nuevo León en el 2021.
¿Crees que exagero? La mayoría de estrategias que estamos viendo se sustentan en inundarnos de mensajes virales, videos, cuestiones familiares y hacer del candidato un individuo como nosotros, ¿para qué? Los estrategas saben que la mayoría no sabemos de política y votamos por instinto, estómago o sentimiento.
Piénsalo y no te enojes. ¿Cuánto recuerdas de datos duros y cuanto de tonterías relacionadas a los políticos? Luego multiplica el impacto de los mensajes y cuando llegue la hora votaremos por aquel que “sentimos” más cercano a nosotros. “Él nos entiende”, “Ella es diferente”; ok sí ¿y la propuestas? No existen y ni siquiera nos dimos cuenta.