
¡AGUAS! PRESIDENTA ESTRELLA..
Las imágenes vandálicas invaden las redes sociales. Se trata de una horda de motociclistas destruyendo un automóvil para hacerse justicia por su propia mano, ante un atropellamiento cuya responsabilidad debió dilucidar la autoridad.
Quienes estaban dentro del vehículo estuvieron a punto de ser linchados y la policía llegó tarde ante las llamadas de ciudadanos que atestiguaron el terrible hecho. No se trata de quién tuvo la culpa, se trata de la ausencia de estado de derecho, de la barbarie y el poder irracional conque actuaron los protagonistas.
No es la primera vez que ocurre. Y no se trata de todos ellos, ni de que en ocasiones los automovilistas tengan responsabilidad, pero es inocultable que por toda la ciudad circulan algunos grupos de motociclistas que violentan las normas de tránsito, muchos de ellos sin casco, sin placa, con escape abierto y metiéndose por entre coches y camionetas, ante la indolencia de la autoridad.
Los agentes de tránsito saben perfectamente bien que cada fin de semana se reúnen alrededor de poco más de150 motociclistas que se adueñan de la ciudad. La mayoría de ellos circulan a alta velocidad, sin protección, con escape abierto y haciendo maniobras peligrosas, principalmente por el malecón y la Zona Dorada, poniendo en peligro a los demás. Pero no hay autoridad que los ponga en orden.
Lo que se vio ayer enciende los focos rojos de lo que pudiera ocurrir en cualquier momento con locales y turistas, en el sentido no solamente de agresiones, asaltos y hasta despojos, sino de atentar contra sus vidas como estuvo a punto de ocurrir anoche.
Mazatlán prácticamente está tomado por estos grupos de motociclistas que se mueven con impunidad trasgrediendo las normas de movilidad y que, en la mayoría de los casos, sufren las consecuencias de su propia irresponsabilidad. No solo se niegan a pagar daños, sino que entre ellos mismos, los motociclistas, se juntan y se apoyan para agredir a los automovilistas y culparlos de lo que ellos mismos provocaron; lo hacen en la mayoría de los casos con el apoyo de agentes de tránsito que no investigan, y que se van por el camino fácil de proteger al «accidentado».
Si la autoridad municipal no pone en orden la circulación de motos en la ciudad, pronto la impunidad de los pilotos subirá de tono y harán lo que se les pegue en gana con la ciudad y el resto de los ciudadanos, ahuyentando de paso al turista, mucho de los cuales ya han sufrido las consecuencias de estas hordas sueltas.
Por su puesto, esto también afecta a la mayoría de los trabajadores honestos y responsables que utilizan para su actividad la motocicleta, cumpliendo con todas las normas, pero ya basta que la autoridad se haga de la vista gorda ante los vándalos motorizados. ¡AGUAS PRESIDENTA ESTRELLA!.
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