Cada quien


Desde marzo espero un día despertarme y que todo haya vuelto a la normalidad. Poder ir al cine, de compras, de viaje, de fiesta sin preocuparme en sumarme a las estadísticas de contagios de covid-19, pero nomás no llega el día, y al menos no pasará este año. Sin embargo, hay quienes no han atendido -porque no han querido o no han podido- atender el llamado de quedarse en casa, tan ambiguo últimamente.

Por un lado, permanecen cerrados negocios por el riesgo que representan para la pandemia, y por otro anuncian el regreso a clases de miles de menores de edad que, probablemente, no tengan la disciplina para atender las recomendaciones sanitarias. La puerta estará abierta, ya será decisión de cada quien si envía a sus hijos e hijas a las escuelas o siguen en clases virtuales, es decir, ahí está lo que querían, pero de aquí para adelante pues ya ustedes saben.

Y más o menos así es como ha sido la estrategia para contener los contagios en el país: “Ya les dijimos, pero pues cada quien”. No se han tomado acciones precisas, conjuntas, coordinadas, analizadas y claras sobre cómo los mexicanos debemos hacerle frente a una pandemia que, aunque se ve cerca su fin con el anuncio de la llegada de las vacunas, todavía nos falta superar.

Mientras en Jalisco se han establecido protocolos para la operación de los establecimientos, el transporte público y la obligatoriedad de usar el cubrebocas en la vía pública, hay otras entidades en las que no se siguen las mismas indicaciones y terminamos con un país en el que cada estado, incluso cada municipio, tiene el color del semáforo que quiere.

En la Ciudad de México apenas se van a instaurar restricciones en las actividades económicas, ahora que comienzan a ver una saturación en los hospitales, a pesar de que a lo largo de los más de nueve meses de emergencia sanitaria la capital del país ha sido duramente golpeada por el coronavirus. 

Tan cada quien hace lo que quiere que, en Mazatlán, Sinaloa, ya el alcalde anda promoviendo una consulta ciudadana para ver si hacen o no Carnaval en 2021, en un claro ejercicio de dejarle la responsabilidad a la gente si se realiza el evento y si aumentan los contagios de covid-19 como consecuencia. Abre la puerta, que pase el que quiera y el que no que se quede en su casa, sin considerar que al final el resultado afectará a todos por igual.

Ni siquiera las advertencias de organismos internacionales, como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), sobre el peligroso panorama que podría enfrentar México por el alarmante crecimiento de casos en las últimas semanas han servido para que las autoridades dejen de lado las etiquetas y los colores y se sienten en una mesa a establecer una estrategia clara para evitarlo. Sí, ahí vienen las vacunas, pero todavía nos queda camino por recorrer, y se nos acaba el tiempo para tomar decisiones. Pero pues, cada quien.. 



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