CHISPAZO

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CLAUDIA EN SINALOA: COMPROMISOS AÚN NO CUMPLIDOS.
Felipe Guerrero Bojórquez

¿A qué viene la presidenta Claudia Sheinbaum a Sinaloa? Hasta ayer ni el propio gobernador Rubén Rocha lo sabía. No le habían informado. ¿Descortesía de la presidencia de la república, Descoordinación o desinterés? Tan no lo sabía la autoridad estatal que, esta importante visita para el estado, ni siquiera mereció un boletín de prensa dando a conocer lo que por la mañana había anunciado la mandataria.

¿Es raro, es extraño, es normal que esto suceda? Una visita de la presidenta de la república a un estado debe tener objetivos específicos que, al mismo tiempo, tengan que ver con apoyar el desarrollo y cumplir con compromisos hechos con la gente de esa región.

La última vez que la presidenta Claudia Sheinbaum estuvo en Sinaloa fue el 22 de diciembre del año pasado, en un acto masivo celebrado en la Unidad Deportiva Benito Juárez de Mazatlán. En ese evento habló sobre los programas de bienestar y se comprometió a iniciar «la construcción de un hospital del IMSS en Culiacán, la tecnificación de 52 mil hectáreas de riego, un programa de obras de movilidad en diferentes ciudades y el compromiso de seguir apoyando al campo sinaloense». Pues bien, el famoso hospital del IMSS no ha pasado de la firma de un convenio; la tecnificación de 52 mil hectáreas no presenta avances, las obras de movilidad no se ven por lado alguno y el apoyo al campo, empezando por la sequía y el adeudo a productores, se traduce en insensibilidad, incapacidad y en crisis del tamaño de la violencia. Y a los pobres maiceros, que en todos los actos oficiales los sacan a relucir sin tantita pena, aún traen a varios, de Poncios a Pilatos.

A parte de los compromisos arriba señalados la mandataria hizo otros dos. Ya la guerra en Sinaloa entre la mayiza y la chapiza cumplía casi cuatro meses y Sheinbaum no reparó en decir: «aquí está la presidenta, para proteger siempre al pueblo de Sinaloa». Luego, muy segura de sí misma continuó: «Con la ley, seguridad y cero impunidad se construirá la paz en Sinaloa y en todo el país». Han pasado casi cinco meses de ese compromiso y en Sinaloa y el país la violencia se incrementa como nunca. Particularmente en Culiacán la economía, como la salud emocional de la gente, están destrozadas. Y hoy la guerra se extiende por casi todos los municipios ¿Cómo ha sido entonces la prometida protección presidencial?

El otro compromiso que desde Sinaloa reiteró al resto de México fue: «el tercer programa, a implementarse a partir de febrero, es Salud Casa por Casa, a través del cual 22 mil 500 médicos y enfermeras, visitarán a todos los adultos mayores y a las personas con discapacidad, cada mes o dos meses de manera permanente para revisar su estado de salud, y de ser necesario, apoyarlos en el traslado a algún Centro de Salud u Hospital. Cabe destacar que además de la atención, estas personas recibirán gratuitamente los medicamentos que les sean recetados por los médicos». Eso dijo. De ese tamaño. Hoy los 22 mil 500 médicos brillan por su ausencia y no solo las consultas a domicilio no existen, si no que los hospitales no cuentan con medicamentos.

Por eso la pregunta es reiterada: ¿A qué viene la presidenta? ¿A realizar una honesto avance de lo que se comprometió el 22 de diciembre del año pasado en Mazatlán, la tierra de su marido?.

Lo grave de todo esto es que la autoridad estatal ni siquiera sabe qué día estará la presidenta, dónde y a qué viene. Y la verdad, este es un tema que se desprende, mínimo, de una conducta descortés de quien organiza las giras presidenciales. Una visita, en este caso, de una mandataria no sucede de la noche a la mañana a menos que se trate de una emergencia. Una gira de esta naturaleza se planea con anticipación, se definen objetivos y contenidos de acuerdo a los eventos a realizar; se programan fechas, lugares y horas específicas y todo se coordina especialmente con el gobernador de la entidad, quien es el primero que debe estar informado de los temas de la agenda presidencial.

Esperemos que la visita de Sheinbaum sea realmente productiva y, al menos, que vaya más allá del discurso y empiece a aterrizar el inicio de lo que pomposamente anunció, hace caso cinco meses, desde el puerto de Mazatlán.

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