CHISPAZO

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TRUMP PRESIONADO
Felipe Guerrero Bojórquez
¿Quién habló con quién? El presidente Trump habló con la presidenta Sheinbaum. Él anunció que le hablaría a ella y ella públicamente dijo que esperaría la llamada. Y así fue.

¿Quién puso las condiciones? Las puso Donald Trump, presionado por la inconformidad que ha creado internamente, sobre todo desde el Congreso y desde la poderosa Cámara de Comercia de Estados Unidos, donde se agremian las firmas más importantes y se presiona a congresistas y a la propia Casa Blanca.

¿Quién ganó? Ganó Trump tiempo y Sheinbaum también. Ganaron relativamente ambos, pero la presidenta de México más, porque se esperaba de parte del trumpismo un manotazo con serias consecuencias económicas para el país. En cambio la agenda del presidente estadounidense se vio fortalecida en materia de seguridad en la frontera, para combatir el tráfico de fentanilo y la migración ilegal, el principal compromiso con sus votantes.

Trump en su afán mediático de pensar en sus electores antes que en la realidad económica del orbe, ha hecho anuncios a diestra y siniestra priorizando la estrategia de los tiburones del dinero. Para él es central presionar a sus adversarios externos sin pensar quizá en el tamaño del daño que puede provocar a los de casa, tanto a las empresas que importan productos de México y Canadá como a sus consumidores.

Ayer Trump tuvo que recular en sus propósitos de aplicar el 25 por ciento de aranceles a algunos productos que México y Canadá exportan a los Estados Unidos. Y lo tuvo que hacer porque si alteras, con propósitos políticos el flujo de la cadena comercial, al final no solo afectas al consorcio que vende sino también al que compra, pero principalmente al consumidor final, quien es el que carga con la alteración económica de la cadena. A eso se le llama provocar una de suya innecesaria inflación. Y es esto justamente, explicado en términos muy sencillos, lo que las fuerzas empresariales y legislativas del país vecino ya le están reclamando a Trump.

Por eso, cuando Trump plantea a México y a Canadá que la aplicación arancelaria se pospone un mes, no es necesariamente por condescendencia o porque así lo haya querido, sino porque, al mismo tiempo, las fuerzas económicas que se amalgaman en el más poderoso mercado interno del mundo han empezado a rebelarse. Y a presionarlo también. No es tan fácil. Los esquemas extremos también tienen sus consecuencias inmediatas.

Claro, en el juego agresivo al que el mandatario está acostumbrado, las pérdidas están calculadas y las ganancias muy bien proyectadas. Por eso la pretensión de aplicar aranceles a México y Canadá se pausa un mes, pero a cambio se negocia que ambos países desplieguen sus ejércitos a las fronteras para cooperar en los propósitos de combatir la migración ilegal y el tráfico de fentanilo.

Mientras que Canadá ya decretó a las organizaciones del narcotráfico como terroristas, hoy la presidenta Claudia Sheinbaum ratificó que México no lo hará, diciendo solo que no es conveniente y sin explicar las causas de tal decisión. Solo se limitó, de nuevo, a
señalar que las armerías en Estados Unidos reforzarían más la venta de armas a los grupos criminales. Agregó que el compromiso de combatir al crimen está demostrado, pero sin denominarlos terroristas.

¿Qué pasará en un mes? Porque, por lo que se ve, la parte amenazante es la aplicación de aranceles, dependiendo de los resultados en el combate al crimen organizado y a la migración ilegal. Pero la pausa de un mes se debe igualmente a las presiones internas, no políticas porque el Partido Republicano no pinta, sino de los poderosos grupos económicos.

Por lo pronto México toma una bocanada de aire puro y la presidenta Claudia Sheinbaum aprovecha la recta para verse ganadora en esta coyuntura. Por supuesto, lo más importante es que haya acuerdos y que México gane, pero sobre todo, lo deseable, es que poco a poco la realidad y el equilibrio se vayan imponiendo sobre la amenaza del trumpismo que mantiene en vilo al mundo.

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