
CHISPAZO. Felipe Guerrero Bojórquez
MEJOR QUE NI VENGAN.
Mejor que no vengan a Culiacán. Cada visita del gabinete de seguridad es un mal presagio: llegan como procesión de sombras, anuncian estadísticas que acomodan muy bien en su aplicación de Excel y se marchan dejando tracateras de balas a la que no escapan niños de suyo inocentes.
El martes, mientras los altos mandos con sus trajes impecables contaban sus “logros”, la realidad cobraba su cuota de sangre: un niño de año y medio herido en brazos de su madre, una nieta del gobernador Rocha atrapada en la mira de sicarios, un funcionarios del IMSS ejecutado sin más trámite. ¿No entienden los representantes del Estado Mexicano, en materia de seguridad, que cada sesión suya es como abrir las puertas del infierno? No, no es exageración, es una película que vemos y sentimos a diario los sinaloenses, mientras ellos proyectan su realidad alterna en las pantallas de la mañanera. Es la «sequía» dice la presidenta Sheinbaum, casi en tono de burla.
También lo hemos dicho: Los transgresores no duermen, se mueven como enjambres de sombras 24/7. Los 10 mil soldados de Harfuch, en cambio, siempre a la retaguardia; vigilan, no atacan. Ven, oyen y llegan tarde a remover escombros, levantar cuerpos y actas que formarán parte del archivo más grande del mundo; mientras las calles de Culiacán se siguen manchando de sangre y oliendo a pólvora. No es exageración. Es que a diario ocurre.
Y lo grotesco: si a la familia del gobernador la embisten a plena luz del día, escoltada y armada, ¿qué destino nos aguarda a los mortales de a pie? Si a un bebé le perforan el cuerpo sin piedad, ¿qué esperanza queda para un pueblo que se acuesta en la zozobra y amanece con el corazón acelerado de miedo?
Pronto, el próximo sábado vendrá la presidenta Sheinbaum a Mazatlán. ¿Qué nos dirá? ¿Que seguimos “protegidos” por esos 10 mil soldados invisibles? Y el otro mismo rollo: Que sin maíz no hay país, mientras los productores se debaten entre dejar la actividad o morirse de hambre. O también dirá la mandataria que su Jesús, su marido, nació en el puerto, mientras las madres con hijos desaparecidos le siguen rezando a su Jesús de Nazaret para encontrarlos, porque a parte de su pena, tienen que lidiar con la demagogia y las promesas falsas de quienes dicen gobernarnos. No es exageración, es que lo padecemos a diario.
La violencia en Sinaloa no necesita enemigos externos, ya los tiene en la incompetencia de quienes presumen cifras solo para convencer a los gringos. Cifras desmentidas por el drama diario de la gente. ¿A quién o a quiénes les quitaron las armas, las drogas, los laboratorios? Si ni cosquillas les hacen porque hasta ahora nadie los para. ¿O sí? ¿En qué cárceles de un país que no las tiene, están recluidos los 30 mil detenidos por el milagro harfuchiano? A menos que se los hayan llevado a Marte, como asegura la mafufa diputada de MORENA, cuando dice que en Veracruz ya se construyen naves para llevarles café a los extraterrestres.
Mientras la guerra sigue, imparable..Y la gente reza para que la siguiente bala no lleve su nombre. No, no es exageración. Que le pregunten a la gente de Culiacán…Y de la sierra.
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