El secuestro de alto perfil atrajo la atención internacional, en medio de una creciente preocupación por la amenaza que representa el terrorismo islámico radical.
Posteriormente, los agresores filmaron la decapitación de Pearl y la enviaron a los funcionarios estadounidenses. Fue uno de los primeros videos de propaganda dirigidos a rehenes creados por extremistas y ayudó a inspirar a otros grupos terroristas a filmar actos de violencia horribles y atroces.
Cuatro hombres fueron arrestados en 2002 y condenados por el secuestro y asesinato de Pearl. Uno, el ciudadano británico Ahmed Omar Saeed Sheikh, fue condenado a muerte.
Según una declaración del abogado Faisal Siddique Said, la familia estaba «completamente conmocionada» por la decisión de la mayoría, que describieron como una «completa parodia de la justicia» que pondría en peligro a los periodistas y al pueblo de Pakistán.
La declaración instó al gobierno de Estados Unidos a «tomar todas las acciones necesarias bajo la ley para corregir esta injusticia» y agregó que la familia esperaba que las autoridades paquistaníes también actuaran.