Ahora que nos llegan noticias de cómo se vive en España el segundo repunte pandémico, recuerdo la primera vez que supe la forma en que la gente vivía las medidas impuestas en ese país. Un amigo me escribió: “Nos obligan a usar máscaras”. La expresión “nos obligan” me extrañó: dejaba ver un asomo de molestia ante medidas impuestas.
Ayer amanecimos con noticias de que, durante el rebrote pandémico las medidas impuestas ocasionaron manifestaciones violentas, destrozos y saqueos a tiendas en varias ciudades españolas. Aquí en México el enojo en algunos sectores de la sociedad es justo el contrario: ¿por qué no se impone toque de queda? ¿Por qué no se impone un confinamiento obligatorio? Lo sabemos: en México un porcentaje elevadísimo sale de casa a buscar el sustento diario y come lo que compra con lo que gana ese día: no tienen más. Para que se confinen lo más que puedan, el gobierno ha repartido apoyos económicos, pero no se les puede obligar; podrían morir de hambre.
Veamos los resultados en número. Aunque me molesta hablar con base en estadísticas, sobre todo cuando cada persona fallecida ha dejado un hueco y un dolor en quienes le amaron. Pero para tener clara la situación real, no hay otra opción, porque los números sin estadísticas no dicen nada: un país con tres millones de personas, en el que enferma un millón, no es lo mismo que uno con 130 millones de personas en el que enferma el mismo número.
Veamos los resultados que brinda Oxford University en su portal Our World in Data: (Nuestro mundo en datos). Hasta ahora los casos acumulados por cada millón de personas, en España son 25 mil. En México, hasta ahora son de 7 mil personas por millón de habitantes. En España han muerto 767 personas por millón de habitantes: en México, 706 por millón. Esas son las cifras, a las cuales debemos agregar que España contaba con un sistema de salud considerablemente superior al mexicano; antes se ha hecho mucho, para que un sistema de salud colapsado por décadas no se derrumbara en plena pandemia.
Pero falta mucho por hacer, sobre todo en estados como Morelos. En todo pueblo de Morelos la fiesta continúa entre bodas y borracheras. Chiconcuac, poblado del municipio de Xochitepec, Morelos, es conocido porque a diario abren nuevos bares “clandestinos” que funcionan al tope con anuncios de neón, en un cinismo radical. Xochitepec, su cabeza municipal, no hace absolutamente nada. Y así todo Morelos: esto, es un riesgo para todos y ojo: no solo para los morelenses.
Lamentablemente, con esa falta de autoridad en Morelos, tan cerca del núcleo pandémico, es de esperarse un rebrote más fuerte. La única salida es aplicar la ley en cada rincón de nuestra inmensa República mexicana, si no se quiere echar a perder el esfuerzo de ya casi ocho meses: foco rojo en Morelos, insisto: tan cerca del núcleo pandémico…
Vamos, como todo el mundo va, hacia el rebrote. ¡Ocho meses de esfuerzo no pueden, no deben venirse abajo por la indolencia de municipios como el de Xochitepec!
Esperemos que esta reflexión llegue a manos de alguien capaz de poner orden.