DE GANAR CLAUDIA ¿SERÍA ELLA QUIEN GOBIERNE?
Felipe Guerrero.
Si Claudia Sheinbaum gana la presidencia ¿la dejaría gobernar Andrés Manuel López Obrador? ¿Ella lo permitiría? ¿se deslindaría?
Y la pregunta tiene que ver con un presidente impositivo, duro, férreo, obsesivo, que delineó, milímetro a milímetro, la sucesión presidencial al interior de MORENA donde abiertamente estableció las reglas del juego, sus reglas, e impulsó claramente a quien sería su candidata. Los opositores dicen que le dio el bastón, pero no el mando.
Sheinbaum expresa contundente que de llegar a ser presidenta no rompería con Andrés Manuel López Obrador, pero también puntualiza que ella tiene su «carácter» y su manera de contextualizar la política.
Lo dijo en una interesante entrevista con Joaquín López Dóriga, aunque igualmente dejó claro que ella respeta y admira a AMLO y que está hecha en su proyecto, al que daría «continuidad con cambio».
Por supuesto, queda claro que Sheinbaum, de ganar la presidencia, no rompería con AMLO, pero el punto central es si, teniendo su «caracter», el tabasqueño la deja gobernar o ella deje que aquél gobierne. ¿La dejó ser candidata? ¿O ya no será lo mismo si es presidenta?
Definitivamente el próximo sexenio ya no será lo mismo, menos cuando todo indica que el endeudamiento del país ha crecido, que la economía no es tan sólida como parece, que la narcoviolencia y la inseguridad avanzan de manera impune, que PEMEX y la CFE están hundidas financieramente y que los proyectos insignias del régimen no solo no se han concretado, sino que siguen siendo un barril sin fondo. Bajo esas condiciones, ni Claudia Sheinbaum ni Xóchitl Gálvez la tendrán fácil.
Pero volviendo a Claudia, por supuesto que no ignora que AMLO no se va a retirar de la política tan fácilmente. Quizá se ausente un poco de la vida pública, pero no de la tentación de ejercer el poder tras bambalinas. Claudia sabe que todo se lo debe a él, pero la pregunta es si está dispuesta a pagar cara la deuda, al grado de no ser ella la que verdaderamente ejerza el poder presidencial.
Hay quienes piensan, cercanos a ella, que de ganar la presidencia no perdería la oportunidad histórica de ejercer por sí misma el poder, porque la dinámica del país, su economía, sus retos globalizantes, la relación misma con Estados Unidos en temas como la migración y la narcoviolencia, le determinarían compromisos que trataría con enfoques diferentes a los de AMLO, más aún si de llegar a ser presidenta no alcanza la mayoría calificada en el Congreso.
Esto último, lo de no alcanzar mayoría calificada en el Congreso, la obligaría a negociar con la oposición para sacar, a través de acuerdos, las reformas constitucionales pendientes. Pero además le caería como anillo al dedo porque Sheinbaun sería más presidenta en esta condición que con mayoría calificada.
Es decir, si se parte de la idea de que el presidente palomeó a los candidatos a senadores y diputados federales de MORENA y en la eventualidad de que ganen la mayoría calificada, le harían más caso a López Obrador que a Claudia. Es esto en realidad el plan C de AMLO, su estrategia que le permitiría sacar las reformas constitucionales pendientes con Sheinbaum como presidenta. Estrategia que al mismo tiempo prolongaría su mandato bajo el poder detrás del trono y ya no precisamente desde Palacio Nacional, sino desde su rancho «La chingada». Ya veremos, de ganar Claudia Sheinbaum la presidencia, si saca su «caracter» o definitivamente sigue con el que hasta hoy ha mostrado.
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