La defensa de Keith Raniere busca que el juicio se repita alegando amenazas e intimidación a dos testigos, como una última opción antes de que se le dicte sentencia a su defendido el próximo 27 de octubre.
En sus declaraciones debidamente notariadas, Nicole Clyne y Michele Hatchette “habrían impugnado elementos materiales del caso de la fiscalía exculpando al acusado de los cargos más graves en su contra”. Raniere fue juzgado durante seis semanas a partir del 8 de mayo del 2019 al término de las cuales un jurado lo halló culpable de siete cargos relacionados con crimen organizado y tráfico sexual.
Basando su alegato en la palabra de Hatchette y Clyne, para el equipo que defiende a Raniere “está claro que el Gobierno realizó un esfuerzo sistémico para amenazar a posibles testigos de la defensa y evitar que testificaran”. Estas presuntas acciones del gobierno, violaron el derecho del acusado a un juicio justo y por lo mismo “se presenta esta moción para un nuevo juicio basado en pruebas recién descubiertas”.
El documento formado por los abogados Marc A. Agnífilo y Teny R. Geragos, apunta a que testigos que el mismo gobierno entrevistó “manifestaron que los principios de DOS, incluidos entrega de colaterales y cumplimiento de asignaciones, fue una elección que tomaron por su cuenta sin amenazas o manipulación”. Agrega que otras testigos “manifestaron que tuvieron relaciones sexuales con Keith Raniere, de forma completamente consensuada, sin que él tuviera relación con su participación en el club de esclavas sexuales DOS”.
Hatchette argumenta que la fiscalía se entrevistó con ella antes del juicio invitándola a “adoptar sus posiciones”, “negándose a escuchar mi versión auténtica” y pretendiendo que acudiera al juicio como una de las testigos del gobierno en contra de Raniere. Ella dice que cuando su abogado le dijo a la fiscal asistente Moria Kim Penza, que era poco probable esa participación, le respondieron que lo que sí era probable «era que me acusaran de perjurio”.
Por su parte Nicole Clyne, afirma que el gobierno le entregó una citación del gran jurado para pretender igualmente que fuera su testigo y no de la defensa.
“La ley en este circuito y otros lugares dice que es inapropiado utilizar un Gran Jurado con el propósito de preparar una acusación”, lo cual, desde su visión, constituye un esfuerzo por amenazar e intimidar a los testigos de la defensa”. Como consecuencia, este par de posibles testigos “no testificaron a favor de Raniere y no fueron procesados”. Para la defensa, esto es claro indicio de que “la amenaza y el mensaje entregados por el Gobierno se recibieron fuerte y claro: testificar por la defensa y ser procesado o permanezca en silencio y no ser procesado”.
Esta es la segunda vez en el año que la defensa de Raniere pide reponer el proceso en su contra, alegando fallas en el debido proceso y a que cuatro testigos —entre ellos la mexicana Daniela y la californiana “Nicole” —, “habían cometido perjurio”, Raniere pidió en marzo la reposición del juicio. El juez tardó cuatro meses en responder y finalmente en julio, advirtió que “el acusado no demostró en su moción que algún testimonio ofrecido en su contra fuera realmente falso”.
Con la sentencia de Raniere, programada para ser leída el próximo martes 27 de octubre, a la vuelta de la esquina, el juez Nicholas Garaufis debe apresurar una respuesta esta misma semana para evitar que se le interfieran los procesos.
FS