En estos tiempos de canallas han aparecido canallas para dar y repartir, pero la que rompió todos los récords fue la alcaldesa de Guaymas, Sonora, que de manera sensible y humanista le entregó a las madres de los desaparecidos palas y cubetas para que sigan buscando a sus seres queridos. O sea, en vez de construir una serie de estrategias pensadas en el apoyo a las víctimas, a la tal Sara Valle lo único que se le ocurre es hacer una mala imitación de Chayito Robles que, a juzgar por toda la historia de la estafa maestra, en su lugar también les habría entregado a los familiares palas y cubetas, pero luego de sacarse la foto se las hubiera quitado para que Ramón Sosamonster las entregara a las campañas del tricolor en el Edomex.
Acá lo bonito es que, a pesar de los datos y las evidencias de la Auditoría Superior de la Federación, los relatos de Zebadúa, las investigaciones periodísticas, Sosamonster anuncia en su cuenta lo mismo que su jefaza vino repitiendo desde tiempos inmemoriales como un mantra: que él es bueno, santo y químicamente puro. Bueno, nada más le faltó asegurar que su nivel de lucha y sentido de sacrificio podía ser comparable con la del siempre admirado doctor Mireles que solito y su alma se enfrentó con las autodefensas a los cárteles michoacanos y a los virreyes-mirreyes de mi licenciado Peña, encabezados por Alfredo Castillo, el de la niña Paulette para mayores referencias.
Como quiera que sea, al final resultó un invento fallido de la Chayo que terminó por irse al traste desde el momento en que pasó de ser una chica supertendenciosa a transformarse en chica almodorra y luego en testigo colaboradora. Como quiera que sea no hay por qué dudar en los dichos de Sosamonster solo porque, entre otras maravillas, estuvo relacionado en los enjuagues de lana de Carlitos Ahumada; y ya se sabe, donde hubo fuego, ahumados quedan.
Tengo la impresión de que esta clase de gente como Sosamonster, se siente pavos de Acción de gracias con suerte siempre en espera de que alguien milagrosamente les dará el indulto. No se confíen, totoles, todo indica que se acabó lo que se daba. A ver si luego no se descubre que también vendía en Mercado libre el padrón de beneficiarios de Sedesol, como hizo el PRI al precio de 2 mil pesos (se me hace caro) y ya le costó una multa de 83 mdp, aunque estoy seguro de que alegarán que era la lista de regalos para Videgaray, el dotor Mit y Chayito de fin de sexenio.
jairo.calixto@FGTelevision.com
@jairocalixto