Quizá la sociedad consumista que vivimos nos lleva a considerar que “lo bueno cuesta” así un producto se asocia a la fina hechura, al status, a lo exclusivo y mil adjetivos más que en muchos casos creemos que adquiriendo ese bien seremos mejores, seductores, modernos, o simplemente diferentes.
Sin embargo esta percepción no permite que valoremos en todo su significado algo que consideramos “gratuito” y aunque nos brinda un servicio no estamos dispuestos a pagarlo o a colaborar para que simplemente exista.
En este sentido si tuviéramos que elegir prescindir definitivamente de un teléfono celular o del agua ¿qué preferiríamos? Seguramente con mucho trabajo diríamos que del celular a menos que estemos dispuestos a perder la vida al cabo de cinco días por la falta del vital líquido en nuestro cuerpo.
Entonces qué valor puede tener la disponibilidad de agua, un arbolado urbano, la claridad del cielo sin smog, el canto de las aves, las diversas manifestaciones de la biodiversidad que tanto disfrutamos y que “no cuestan nada” pero si pagáramos el valor de los servicios ambientales, no alcanzaría la quincena.
La captación de dióxido de carbono por un árbol oscila entre 10 a 30 kg al año, si se cuenta con un arbolado urbano podemos considerar un importante beneficio ambiental a las poblaciones con la consecuente mejora en salud física, mental, y mejor convivencia. Si le ponemos precio a la calidad de vida, tendríamos cifras elevadas.
Por el agua líquido vital, pagamos costos importantes, adquiriéndola embotellada, sin embargo en tomas domiciliarias pagamos entre 3 a 21 pesos por un metro cúbico de agua es decir por 1000 litros. Lamentablemente no la optimizamos, ni cuidamos y la contaminamos con nuestros desechos.
El agua para consumo humano equivale al 0.3 % del agua mundial, mantenerla como recurso renovable es prioritario. Recientemente el agua ya cotiza en Wall Street, mediante contratos que protegen su escasez con activos físicos o financieros para uso industrial y agrícola por ahora, en California. Dicen expertos que así se prevén los costos futuros del agua y ¿los recursos que tienden a escasear? No apreciamos el enorme valor de los recursos naturales pagándolo con la salud.
Urge impulsar una nueva cultura ambiental que modifique y valore nuestra percepción del recurso que creemos “gratuito” pero que finalmente sostiene la vida.