EL DRENAJE EN MAZATLÁN (PRIMERA DE DOS PARTES)

EL DRENAJE EN MAZATLÁN (PRIMERA DE DOS PARTES)


EL DRENAJE EN MAZATLÁN (PRIMERA DE DOS PARTES)
Felipe Guerrero.

Una de las crisis más terribles del agua y el drenaje sanitario se dio en Mazatlán entre 1984 y 1987. Así lo consigno en el libro que publiqué en el año 2006 titulado «Crisis, emergencia y desarrollo del agua potable y alcantarillado en Mazatlán».

Casi al final del siglo XIX, Mazatlán padeció una de las más agudas crisis en la falta de agua y de drenaje, y un siglo más tarde, enntre 1984 y 1987, el fenómeno se repetiría en la proporción de una ciudad que para entonces llegaba a los 300 mil habitantes.

En 1886, Don Francisco Echaguren y Don Antonio Paredes, proyectarían el primer sistema de agua entubada que se inauguró en 1890, lo que ante la ausencia de un drenaje sanitario provocó, una década después, que Mazatlán se inundara de aguas pestilentes y pútridas que contribuyeron de manera determinante a la proliferación exponencial de la peste bubónica entre 1902 y 1903 por la que murió casi la mitad de la población, estimada entonces en 15 mil habitantes.

La lucha contra la epidemia la encabezó el ilustre Dr. Martiniano Carbajal, cuyas crónicas detallan magistralmente lo ocurrido. La pandemia del Covid-19 palidece ante los estragos funestos de la peste bubónica que azotó a los mazatlecos de esa época.

La crisis del agua y el drenaje en 1984-87, un siglo después, no trajo consecuencias tan fatales para la salud, pero sí padecimos casos de cólera y entre la población las infecciones gastrointestinales y de la piel estaban a la orden del día. Cómo no, si en buena parte de la ciudad el drenaje colapsado expulsaba sus aguas infectas haciendo lagunas y charcas permanentes y generando escurrimiento las 24 horas.
Ciertamente, entre 1984 y 1987 Mazatlán experimentó también la falta de agua, pero el problema fue solucionado con la apertura de alrededor de 70 pozos en el área de San Francisquito y Villa Unión y 20 años después con la instalación de la primera potabilizadora alimentada desde la Presa Los Horcones.

Mientras el agua incrementó su volumen a casi 2 mil litros por segundo, el drenaje ha seguido intacto, luego de los esfuerzos que se hicieron desde 1984 por regenerar sus tuberías principales.

Por eso hoy, 35 años después, ocurre exactamente lo mismo en el tema de las aguas negras, aunque en el caso del agua potable, por el mismo incremento del volumen, la fuerza del rebombeo y la tubería de antaño, el desperdicio rebasa ahora el 40 por ciento de la producción total. Vemos escurrimientos por todos lados debido a la presión del agua que truena con facilidad las líneas de conducción.

Pero volvamos con el problema del drenaje sanitario. Desde 1980 el entonces alcalde Quirino Ordaz Luna, gestionó los recursos para instalar la Planta Tratadora de Aguas Negras El Crestón, misma que se inauguró en 1984 pero que realmente inició operaciones al cien por ciento en 1987.

Lo paradójico es que 34 años después su hijo, Quirino Ordaz Coppel, junto al tristemente célebre alcalde Luis Guillermo Benítez, inician el desmantelamiento de esa planta que operaba y trataba poco más del 65 por ciento de las aguas negras de Mazatlán sin que hasta ahora haya una justificación técnica.

Mientras el Arquitecto Quirino Ordaz Luna y el alcalde subsiguiente, José Ángel Pescador Osuna, aglutinaron a todas las fuerzas de la sociedad mazatleca, abrieron foros y debates con líderes sociales, empresariales y técnicos en la materia, el ahora exgobernador y exalcalde no consultaron ni al cabildo, cuyos miembros deberán ser cuestionados por omisos y por haber permitido la cancelación de una obra fundamental en el tratamiento de las aguas negras

Contrario a las decisiones verticales que hoy prevalecen, entre 1985 y 1987, se efectuaron consultas, debates y foros de discusión ante la severa falta de agua y el serio problema de drenaje. Por eso el gobierno y la sociedad conformaron el proyecto «Maz Agua para Mazatlán, que encabezó con mucho éxito el empresario Leovigildo Carranza.
Desde entonces a Mazatlán no le ha hecho falta agua entubada, pero también desde entonces al sistema de drenaje no se le invirtió el dinero que requería en términos de sustitución de tuberías, lo que hoy hace crisis y, peor aún, ante la cancelación de una planta de tratamiento que justamente seguía limpiando más del 65 por ciento de las aguas negras de la ciudad. ¿Qué sucedió? ¿Cuál fue el argumento del Químico Benítez y de Ordaz Coppel? ¿Por qué ese repentino interés de cancelar una operadora estratégica de las aguas negras para proyectar ahí una plaza de la banda?

Este es otro crimen qué debe sumarse a las tantas barbaridades cometidas por Luis Guillermo Benítez Torres. (Continuará).


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