Muchos, que cada mes le rendimos culto al SAT de manera poco atemperada y profundamente instalados en el desasosiego, nos sentimos mal y de malas al ver que contribuyentes de altísimo perfil tengan que sufrir el acoso impositivo, como si fueran cualquiera de nosotros que no somos naiden. No se vale que grandes empresas y empresarios que conforman el 40% de la masa tributaria, que como debe de ser vivían en el más alucinante de los paraísos fiscales en México, se hayan tenido que ver en la penosa necesidad de pagar 736 mil millones de sus frágiles bolsillos, yendo en contra de las tradiciones más profundas y añejas al ritmo de “El padrotismo que no la patria, es primero”.
Pues con justa razón están molestos nuestros muy humanistas plutócratas del país que, acostumbrados a vivir lejos del terrorismo fiscal, ahora tienen que pagar deudas que por años los buenos gobiernos panistas y priistas les condonaban para que estuvieran bien Agustín de Iturbide y a toda madre.
Con razón el monero Calderón que piensa, actúa, hiede como el expresichente Jelipillo, cimentado en un pensamiento admirablemente whithesicanista afirma que la Cuarta transformeichon es un nacogobierno, donde el respeto al derecho de los nacos ha destruido la paz. Toda la razón; no puede ser que el naquerío se atreva siquiera a molestar a nuestros magnates y millonarios excéntricos (el más lúcido y lucido Claude Equis Le González) que han sido tocados por la divinidad del capitalismo neoliberal que le arrebata a los más jodidos para darle a los beneméritos millonetas.
Afortunadamente del lado de los buenos ricachones y del sentido común están no solo los intelecuáles de la “Eh, la BOA”, Frenaaa y el Six por México, sino también gobernadores ilustrísimos como Il Duce de la torta ahogada, Kike Alfaro que, tristemente después de enfrentarse a la Dictadura del Señor López, de querer aplicar medidas draconianas por el covid, recurrir a la re-re-represión, endeudarse con vigor fobaproesco, amenazar con abrir las escuelas de Jalisco y de convertir al estado en un estadazo azo azo, aún así, con todo y todo, bajó gacho en las encuestas locales. Es que nadie lo comprende, pero sus intenciones electoreras son buenas.
A ver si no aplica la del aguado de Guaidó y se declara presidente, aunque sea del Club de Leones, pobrecito. Lo bueno es que en esa encuesta sigue ganando mi licenciado Peña.
¡Padrotismo o muerte, compañeros!
jairo.calixto@FGTelevision.com
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