En todos los frentes, de mantenerse Donald Trump en la presidencia de los Estados Unidos, nos garantizará más de lo mismo, y en materia de seguridad y combate al narcotráfico seguramente no podemos esperar una política diferente, donde poco se ha hecho para controlar a los grupos criminales que se dedican a comerciar la droga procedente, principalmente, desde México y que permite a los cárteles de la droga mexicanos contar con recursos suficientes para seguir operando.
Trump ha exigido al gobierno mexicano poner un alto a los delincuentes y hacer esfuerzos adicionales para evitar el cruce ilegal de personas a través de la frontera común, pero poco se ha hecho para disminuir o controlar el boyante comercio hormiga de armamento legal en la frontera sur de la Unión Americana y evitar que éste cruce la frontera para dotar de armamento sofisticado a los grupos armados del crimen organizado.
La migración, el tráfico ilegal de sustancias prohibidas, de armamento, y en general la seguridad bilateral es uno de los principales puntos de la agenda entre México y los Estados Unidos en el que poco se ha hecho para controlar una situación que ya desbordó al país. Quien sea presidente de los Estados Unidos tendrá que tener como uno de sus puntos principales en la agenda un escenario complejo como el que se vive hoy. Hay quienes opinan que de llegar Joe Biden a la presidencia podría aprovechar su extensa experiencia política para reconducir la relación en materia de seguridad y fomentar una mayor cooperación, sin embargo independientemente del partido en la Casa Blanca algo queda muy claro, poco se ha hecho en esta relación bilateral para controlar a los grupos del crimen organizado que han extendido sus tentáculos a muchos países del mundo.
Otro tema importante es que la llegada del demócrata podría además salvar escollos como la sensación de desconfianza que hay hacia las autoridades mexicanas al no revelar ni intercambiar datos respecto a detenciones importantes que se han hecho como la del general Salvador Cienfuegos a mediados de octubre en Los Ángeles, lo que generó duras recriminaciones desde palacio nacional, pese a la supuesta cercanía de Trump, con el Presidente López Obrador. Poco podemos esperar independientemente de quien llegue a la Casa Blanca, al final para los norteamericanos sus intereses irán primero y México tristemente solo será una carta más en la baraja política para llegar a la presidencia.
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