In Memoriam Víctor Flores Olea
Titulo esta reflexión con la frase favorita de nuestro maestro Víctor Flores Olea, eminente estudioso y preceptor fecundo de la materia que le apasionaba: la ciencia política. Esta frase característica la utilizaba frecuentemente como preámbulo para explicar sus argumentos, siempre novedosos y convincentes para los discípulos que seguíamos con interés sus enseñanzas.
En una época pletórica de cambios, convulsa las más de las veces, Flores Olea formó parte de una generación transformadora, cuyas acciones quedaron plasmadas en nuestra Universidad Nacional. Al lado de otro prominente mentor, Enrique González Pedrero, Flores Olea impulsó la transición de la Escuela Nacional de Ciencias Políticas y Sociales a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la que habría de ser Director entre 1970 y 1975.
En el ya lejano, pero trascendente 1968, las cátedras de Flores Olea, los martes y jueves de 10:00 a 12:00 horas, estimulaban la capacidad de crítica de quienes en ese entonces estudiábamos justamente Ciencias Políticas y Administración Pública. Nuestro maestro no sólo nos compartía a los clásicos, sino a los nuevos politólogos del orbe e incluso los llevó a las aulas de la Facultad para compartir de viva voz sus planteamientos ideológicos, las cuales Flores Olea siempre pudo contrastar con la realidad social.
“Evidentemente, compañeros”, ante su reciente fallecimiento, quienes fuimos alumnos de Víctor Flores Olea y las generaciones posteriores, recordamos su generosa disposición a compartir y hasta discutir sus conocimientos.