Con su superficie rayada y sus impresionantes penachos, la diminuta y brillante luna de Saturno, Encelado, es un lugar dinámico para buscar vida.
Al igual que Europa, Encelado también es un mundo helado con un océano global debajo de su corteza, según creen los científicos. Pero la gravedad de Europa mantiene sus penachos más cerca de la superficie, mientras que los penachos de Encelado se elevan en columnas masivas que generan continuamente un campo de partículas de hielo alrededor de la luna e incluso contribuyen a uno de los anillos de Saturno.
Al observar Saturno en 2005, la nave espacial Cassini vio columnas de agua helada y gas que se elevaban a 800 millas por hora (1.287,5 kilómetros por hora) a través de grietas cálidas en la corteza de hielo, llamadas «rayas de tigre».
La detección de hidrógeno molecular en una de las columnas de Encelado fue un punto culminante del sobrevuelo más cercano de Cassini a la luna en 2015. El hidrógeno molecular se forma como resultado de la interacción entre el agua y las rocas cuando se encuentra en un entorno hidrotermal, según creen los científicos.
La detección previa de moléculas orgánicas complejas en las columnas ha sugerido además que la luna podría sustentar la vida tal como la conocemos. Es probable que Encelado tenga fumarolas hidrotermales que expulsan agua caliente rica en minerales al océano subterráneo.
Los aminoácidos son los componentes básicos de la vida. Los compuestos orgánicos son el subproducto de las reacciones que crean los aminoácidos. En los océanos de la Tierra, los respiraderos en el fondo del océano crean las condiciones ideales para que ocurran estas reacciones. Los investigadores creen que este mismo proceso podría estar desarrollándose en Enceldaus.
Las mediciones de metano, hidrógeno molecular y dióxido de carbono en el océano global muestran que este cuerpo de agua tiene la energía química necesaria para que los microbios produzcan metano, si es que hay microbios.