El petróleo sí es “negocio”, hablando, justamente, de que al gobierno de la 4T no le interesa impulsar las ganancias del sector privado, sino que lo suyo es la economía estatista. Pero, miren ustedes, las pérdidas de Pemex, la empresa “de todos los mexicanos”, fueron de 606 mil millones de pesos durante el primer semestre de este año del Señor. ¿Quién está cubriendo ese colosal desfalco? Pues, lo estamos pagando todos nosotros con el dinero de nuestros impuestos, ni más ni menos. Esos recursos podrían dedicarse a atender cuestiones mucho más apremiantes y a resolver algunos de los morrocotudos problemas que afronta la nación, pero…
El quebranto de la suprema corporación paraestatal es herencia de los anteriores regímenes, hay que decirlo, pero la actual administración es la que se emperra, contra viento y marea, en rescatarla con dineros públicos. CFE tampoco es una empresa modélica, pero en su condición de servicio público podría entenderse la participación estatal porque la electricidad la tienen que poder utilizar todos los mexicanos, hasta aquellos de las pequeñas comunidades rurales en las que no resulta rentable la inversión en infraestructura.
El tema es justamente ese, señoras y señores: el Estado debe intervenir cuando el mercado no puede satisfacer las necesidades esenciales de los ciudadanos. O sea, en los renglones que no son negocio: la sanidad, la educación, la seguridad, el transporte urbano y la justicia, entre otros apartados. Pero no al revés. Es decir, no tiene por qué meterse a vender gasolina o administrar hoteles.
Los impuestos que pagan los comerciantes, los proveedores de servicios, los industriales, los empresarios y todos los individuos productivos son para eso, para que los diferentes organismos gubernamentales puedan financiar sus programas sociales y llevar ayuda a los sectores más desprotegidos de la población. ¿Hay alguna razón para cuestionar este modelo? ¿Tiene algún sentido no impulsar los “negocios privados” para favorecer, en cambio, los “negocios públicos” siendo que Pemex, el primerísimo de esos tales negocios, es un pozo sin fondo, un devorador de recursos del erario y un estorboso fardo en el desarrollo del país?
Es que, de veras, no se entiende la doctrina estatista.
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