Una gran sorpresa durante la entrega de los premios Ariel 2015 fue el premio a mejor cortometraje documental para El penacho de Moctezuma. Plumaria del México Antiguo realizado por Jaime Kuri. Cuando leí el título en la lista de los cortos nominados me vino a la mente la amplia campaña que un apasionado defensor de la cultura prehispánica realizó durante años para que el famoso penacho expuesto en el Museo Etnológico de Viena (hoy Museo del Mundo) regresara a México. Supuse que el filme seguiría los pasos de la campaña pero por suerte me equivoqué. El documental describe a detalle la indagación y restauración que la especialista de la UNAM María Olvido Moreno y un equipo binacional de investigadores interdisciplinarios realizaron entre 2010 y 2012 para descifrar los enigmas y diagnosticar el estado de conservación de la famosa pieza de arte plumario. El penacho de Moctezuma. Plumaria del México Antiguo es un documental de difusión científica en el que los realizadores no se autodeclaran autores sino que le dejan el protagonismo al objeto de estudio y a los especialistas que se ocuparon de la indagación, el diagnóstico y la restauración. Sobre la base de documentos desde finales del siglo 16 hasta hoy los historiadores mexicanos y austriacos describen las certidumbres y dudas acerca de cómo el penacho llegó a Austria, quiénes fueron sus dueños y cómo se conservó a través de guerras, traslados e intervenciones bienintencionadas pero realizadas sin profesionalismo y sin la avanzada tecnología de la que se dispone actualmente. Otros investigadores describen la construcción de la pieza de muchas capas y su función de insignia de alto rango y no de “corona” – o copilli – como se había creído durante mucho tiempo. (Por cierto, tampoco es seguro que se hizo para Moctezuma). A parte de los estudiosos de piezas arqueológicas un gran grupo de estudiosos de otras disciplinas comparten sus conocimientos – y dudas – con el espectador: Una ornitóloga analizó las plumas que se utilizaron en la elaboración y describe qué tipo de aves prestó su precioso plumaje para embellecer y dar valor al penacho. Un artista del arte plumario muestra cómo se construyó la pieza y un especialista en fundición reproduce frente a la cámara piezas de oro como las que separan las líneas de coloridas plumas. El armazón de varias capas y los hilos con los que se armó el armonioso diseño son otros elementos que explican los especialistas. Todos los personajes que dan fe del proceso de indagación y restauración se notan profundamente admirados por la manufactura y belleza de la pieza en la que trabajaron. Un verdadero ejercito de expertos agradece los aprendizajes que le proporcionó el estudio del penacho. En los primeros minutos el espectador que se espera un documental “creativo” – o “de autor” – piensa que se trata de un reportaje o un documental científico que trasmite información sin proponerse ganar la empatía del público. Puesto que el relato integra la narración con la observación del entorno, descripciones y opiniones de expertos y pequeñas secuencias animadas, no parece recurrir a estrategias de suspenso como las que acostumbramos encontrar en la ficción. Sin embargo, la belleza y complejidad de la pieza estudiada, la información ofrecida y los enigmas que persisten alrededor de las circunstancias que rodean el objeto poco a poco atrapan la atención y admiración del espectador. Saber, además, de que la fragilidad de los materiales, los insectos y el paso del tiempo ponen en peligro la conservación del penacho, provoca que sintamos no sólo admiración sino respeto y orgullo por el bello objeto. Después de enseñar la exposición especial que el museo de Viena le dedica al penacho como la gran atracción del momento, el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma afirma que no hay duda de el penacho es patrimonio cultural de México. Sin embargo, el grupo de especialistas que lo estudió y restauró opina que las vibraciones al que los materiales y la estructura estarían sometidos en un viaje en avión o barco, acelerarían el envejecimiento del penacho que, recién restaurado, podría conservarse quizás medio siglo más. Las autoridades austriacas que nunca mencionan que el penacho podría ser devuelto a México, decidieron no cobrar la usual entrada al museo a los visitantes mexicanos. Un modesto – y casi ridículo – gesto hacia los ciudadanos de una región del mundo saqueada durante siglos por estudiosos, excursionistas, coleccionistas, comerciantes y aventureros. Por cierto, El penacho de Moctezuma se trasmite por TvUNAM y www.tvunam.mx.