Decidí revelar algunas anécdotas que viví con la maestra María Enriqueta Morales de la Mora, gran pedagoga y amiga. Anécdotas que configuran la personalidad, que dan cuenta del carácter y la calidad humana de una de las grandes figuras de la música en Jalisco.
Siendo yo muy joven me invitó a tocar a un evento institucional, en el que estarían presentes rectores y académicos de nuestra Máxima Casa de Estudios, la Universidad de Guadalajara.
En ese entonces la maestra fungía como Jefa de Departamento de Música, y al terminar el evento, y yo haber ejecutado un par de obras del repertorio brouweriano, me invitó a unirme al grupo de autoridades con las que ella conversaba animadamente. Repentinamente, increpó al Rector del CUAAD de esos ayeres diciéndole: “¿Ya felicitaste al maestro Rodrigo por su intervención?”, el Rector, movido por la energía de las palabras, me felicitó eo tempore.
En otra ocasión, en que ofrecí un recital en la sala de conciertos del Departamento de Música, me habló con la franqueza que la caracterizaba: “Me gustó mucho como tocaste, pero no como te vestiste”. Así es que en un concierto posterior cuidé más la imagen, poniéndome un abrigo tipo Columbo (perdón por el anacronismo), que yacía arrumbado en el guardarropa: “Ahora sí, me dijo, te ves muy guapo”.
La última anécdota que he elegido, da cuenta de la visión pedagógica de la maestra. Siendo ya académico del Departamento de Música de la U de G, tuve un alumno con mucho talento, pero con problemas personales que le impedían desarrollar al máximo su potencial (su recital apremiaba, por eso la importancia de resolver los problemas lo más rápido posible). Le comenté a la maestra. “Dile que venga a hablar conmigo”, me dijo. Después de una breve conversación con el alumno, éste cambió. Su estudio se hizo constante, y resolvió satisfactoriamente su recital de titulación.
Política natural, impulsora de becarios en Jalisco, creadora de proyectos innovadores (pienso en este momento en el CD Sonidos universitarios), investigadora incansable en el ámbito de la música (son notables sus textos sobre El bolero y la historia de la Escuela de Música, hoy Departamento), debo cerrar esta columna hablando del que, desde mi perspectiva, fue el valor de mayor trascendencia en la maestra: su calidad humana. “Un día se van a dar cuenta que lo único que quiero es ayudar a la gente”, me lo dijo hace mucho, cuando tomó posesión por primera vez como Jefa de Departamento de Música. Enriqueta, tu promesa la has cumplido con creces.
Que En Paz Descanses
Tu amigo, Rodrigo.