Ingenieros militares


Como alguna vez lo escribí: “No, no es una avenida que te lleva al Metro Toreo en la Ciudad de México”. 

Para muchos los ingenieros militares son ampliamente reconocidos en nuestro país y no solamente por el prestigio que les antecede como grandes profesionales, sino también por la gran cantidad de beneficios que le han entregado los mexicanos. 

El pasado jueves se celebró el día del ingeniero militar y este año, sin duda, es de un mayor reconocimiento debido a que, además de cumplir cabalmente con todas sus responsabilidades militares, los ingenieros constructores, industriales, en comunicaciones y electrónica y también computación e informática —egresados de la Escuela Militar de Ingenieros— participan activamente en proyectos que si bien, para algunos, no están dentro de las funciones militares, sin duda para la gran mayoría de los mexicanos representan desarrollo y progreso nacional. 

Se debe insistir en que todos los proyectos civiles nacionales en los que participa el Ejército con sus ingenieros se encuentran dentro de la más absoluta legalidad y, al contrario de cualquier señalamiento, lo que producen estos proyectos es que se generen fuentes de empleo bien remunerados para personal civil, bajo la administración de los ingenieros responsables de las obras. Producen orden y planeación en el tiempo, ya que deben cumplir con las obras prometidas en los tiempos prometidos, sin excusa ni pretexto. Generan ahorros al país, debido a que los militares, por ley, no pueden tener utilidades económicas en sus proyectos, por lo que los costos se reducen significativamente. 

Felicidades y también para ellos… 

¡Fibra, valientes! 

Toque de silencio 

El pasado 4 de noviembre murió el almirante Mariano Francisco Saynez Mendoza, quien fuera secretario de Marina de 2006 a 2012. 

Sin duda, quienes alcanzan la titularidad ya sea de la Secretaría de la Defensa o de Marina crean un liderazgo de tal dimensión que su huella siempre quedará en su institución. 

Mi almirante Saynez se distinguió por ser un gran marino, producto de ser un gran mexicano y, por ende, un gran esposo, hijo y padre.  

Su carrera naval mantuvo el ejemplo que todos los comandantes deben crear para sus subalternos, como para los futuros oficiales navales militares que ingresen a la Armada de México. 

En una ocasión, ya al final de su mando en la Armada, de manera personal me confió: Juan, “el poder envilece y más cuando no hay honor en él”. 

Sin duda, las honras fúnebres efectuadas a mi almirante Saynez tuvieron un significado especial para los soldados del mar. Significa también que la Armada de México demuestra diariamente su institucionalidad, lealtad y respeto a quien, en su momento, tuvo la gran responsabilidad de dirigir a esta institución. 

Significa que solamente hay una forma de entender a las fuerzas armadas; así, siempre para servir. 

Me robo las palabras que un marino reprodujo de un discurso de mi almirante Saynez en diciembre de 2006: “A todos aquellos que solo ven nubarrones y tormentas en el horizonte, a los que no se atreven a enfrentar a los mares bravíos del destino, los conmino a dirigirse al portalón y a que abandonen el buque, tengan por seguro que, si se mantienen a bordo, los vientos del norte arrastrarán irremediablemente sus espíritus”. 

Como auguran los marinos, “en nueva derrota, siempre tenga un pie de agua debajo de la quilla y buena mar y mejores vientos”. 

Descanse en paz. 

jibarrolals@hotmail.com

@elibarrola



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