
LA DERROTA QUE QUIEREN CONVERTIR EN ÉXITO
CHISPAZO
Felipe Guerrero Bojórquez..
La elección del Poder Judicial realizada ayer domingo 01 de junio, ni fue histórica y mucho menos representó un triunfo para el régimen: Por el contrario, «el pueblo» se abstuvo de acudir a las urnas, pese que el argumento para llevar a cabo la reforma era que ese «pueblo» la había pedido en la elección del 2024, lo que demostró todo lo contrario. Fue, en una palabra, un revés para sus impulsores, aunque hoy amanezcan hablando de un gran triunfo.
El Instituto Nacional Electoral, como se esperaba, estiró hasta donde pudo el porcentaje de votación electoral y lo situó «entre un 12 y 13 por ciento», lo que en términos absolutos, aún cuando la cifra es dudosa, es un verdadero fracaso de frente a un padrón electoral de 101 millones 530 mil ciudadanos. Es decir,
alrededor de 90 millones de mexicanos se abstuvieron de acudir a las urnas.
Y significó un verdadero fracaso porque se votó por la «reconstrucción» de un pilar de la república con un respaldo muy bajo de frente a lo que debería significar este hecho para los mexicanos, nada equiparable al porcentaje de sufragios para elegir a la titular del Poder Ejecutivo y los representantes del Poder Legislativo.
Es más, de esos 10 o 12 millones de votos habría qué preguntar cuántos se van a anular y cómo quedarán repartido entre los cientos de candidatas(os) y, en el caso de los Ministras(os) de la Corte, lo interesante es saber cómo quedarán distribuidos los sufragios, porque la cúpula del Poder Judicial podría estar conformada por candidatos ganadores que ni siquiera hayan obtenido arriba de un estimado del 6% del total de los votos.
Otra estimación de los expertos es que de ese 10 por ciento de mexicanos que salieron a votar, el 67 por ciento lo hicieron presionados y obligados porque son beneficiarios de los programas sociales, y el restante 33 por ciento aceptó que le otorgaron un «acordeón» para hacerlo, otros que definitivamente no le entendían y algunos más acudieron para anular el voto o manifestar su descontento escribiendo leyendas en las boletas. Aún así al oficialismo le fue difícil movilizar a los casi 14 millones de beneficiarios adultos mayores.
¿Y que se vio ayer en las calles del país? A muy pocas personas transitando y, en el caso de las casillas, espacios solos con cuidadores aburridos y con escasos sufragantes con caras de desorientados. Fue una lástima observar un ejercicio en el que el gobierno y su estructura partidista derrocharon millones y más millones de pesos para obtener al final un resultado pírrico.
Ayer por la noche, la Presidenta Claudia Sheinbaum declaró que la elección había sido un éxito, que fue transparente y que eso convertía a México en el país más democrático del mundo. Y uno se tendría qué preguntar cómo entonces, con qué parámetros mediríamos un fracaso, si para la señora presidenta representó un éxito que casi el 90 por ciento de los electores le dieran la espalda a estos comicios. ¿Cómo entender una postura así desde el punto de vista objetivo y racional? ¿A caso tratar de convertir, ante sus seguidores, una derrota en triunfo? Sin importar la manifestación de rechazo de las mayorías. Neta ¿eso es tener el país más democrático del mundo?
Por supuesto que los mecanismos de la propaganda del régimen se activarán estos días, para tratar de convencer que en medio del tremendo rechazo ciudadano hubo un triunfo. Sin embargo, a los estrategas les preocupa lo que ayer pasó, porque no solo se trató de una escasa participación ciudadana en la contienda electoral, sino porque MORENA perdió las elecciones intermedias en Durango y perdió bastiones importantes en Veracruz a manos de la oposición.
Es decir, los ideólogos de la 4T no están nada contentos, ellos saben que lo de ayer no es lo que esperaban y ya deben estar midiéndole el agua a los camotes respecto a las elecciones del 2027. Sin duda, pronto empezarán las proyecciones y el endurecimiento estratégico para deslegitimar a la oposición, tal y como lo hizo López Obrador a partir del 2021, cuando sintió que en vez de presidente de todos los mexicanos debería actuar como ideólogo y estratega de campaña. Y así lo hizo. Hoy ya no es la misma, las presiones de los Estados Unidos, la inseguridad y la alta carestía de la vida está generando inconformidad, y dinero no hay para seguir invirtiendo en programas sociales.
Hay en todo esto una preocupación: que en el 2027 pierdan la mayoría absoluta en el legislativo, y con ello la total impunidad con la que han hecho los cambios constitucionales. Los resultados de la elección de ayer marcan, sin duda, un antes y un después en la voluntad del pueblo de México.
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