Las mañaneras a modo del INE


Al parecer el presidente del INE, Lorenzo Córdova, no se ha enterado que atravesamos por una pandemia y que la información oficial emitida al respecto es de interés y urgencia nacional. Las conferencias mañaneras no son un capricho, sino la materialización del derecho del pueblo a la información, especialmente, en momentos de mayor incertidumbre.

Si bien la legislación prohíbe la realización de actos de campaña por parte de las y los gobernantes durante tiempos electorales, no restringe su deber y derecho a informar sobre su ejercicio público, especialmente, en temas de salud y educación, y los necesarios para la protección civil en casos de emergencia, tal y como la que hoy atravesamos.

Los consejeros del INE reclaman constantemente su autonomía, pero interpretar la ley a modo no es otra cosa que adoptar la agenda de la oposición —como en varias ocasiones lo han hecho— y convertirla burdamente en una disposición oficial. Sus interpretaciones sobre su autonomía no los hace autónomos ni de las leyes ni del poder ciudadano.

Se preocupan más por el silencio de López Obrador que por el ruido de los pactos y los repartos que durante años les han pasado por las narices y frente a los que se han hecho los de la vista gorda. Interpretar las reglas a ojo de buen cubero solo contribuye a eternizar a las mismas élites en el poder.

Entendiendo que se trata de una chacalada escudada en la aparente institucionalidad del INE, suspender transmisiones de discursos y declaraciones públicas ha sido habitual para presidentes y gobernadores en México durante épocas electorales, en los últimos años. Pero no es lo mismo hacerlo con un gobierno que habla todos los días directamente con la ciudadanía, sin intermediarios, a uno de figuras prefabricadas o de pactos en lo oscuro, a los que el silencio les caía como anillo al dedo.

Ante el permanente ataque de varios medios de comunicación privados, tal y como lo aseguró el mismo López Obrador, las mañaneras son “la única forma de garantizar el acceso a la información al pueblo”.

Contrario a la construcción de un México más democrático y con más derechos que tanto defiende el INE, sus argumentos sin base legal pero cargados de prejuicios solo intentan justificar una abierta postura política disfrazada de autonomía y ecuanimidad, que desde hace años ha estado sedimentada para y en el privilegio.



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