Lluvia de calamares


El año pasado, la empresa de entretenimiento HBO estrenó una serie de diez capítulos que dan continuidad a Watchmen, una de las novelas gráficas que marcaron historia por distintas razones creativas, una de ellas la de humanizar a los héroes y abordar el fin del mundo como si no fuera ficción.

La serie, que ya no cuenta con el escritor original, Alan Moore, porque odia a las corporaciones, pero ama a la brujería y la anarquía, se ubica en la actualidad y se empapa de otra problemática que existe como cáncer en nuestra contemporaneidad, el racismo.

En el libro original se plantea un apocalipsis “inventado” que tiene como único fin el traer paz entre los gobiernos mundiales. 

Sin embargo, quienes saben el verdadero origen de este fin del mundo deciden callarse y ser cómplices de una mentira piadosa. Bueno, todos menos uno.

La serie del 2019 parte de la certeza de que el acto que unió al mundo luego de la muerte de millones de personas, en realidad no pasó como se pensó y que por supuesto todo lo demás es mentira. 

Este es el tipo de contenidos que adoran los conspiracionistas, aquellos seres que padecen una comezón mental y deciden negar cualquier creencia con preguntas retóricas que pululan en internet.

Estados Unidos de Norteamérica es tierra del conspiracionismo y, por ende, cualquier corriente que ahogue a sus ciudadanos salpica a los demás.

Según el racionamiento de los conspiracionistas existe gente que no murió en ataques terroristas o balaceras en colegios. 

Claro que piensan que el coronavirus es falso y que deben rechazar el uso de cubrebocas sin ningún motivo aparente.

Los números de muertes aumentan a tal grado que los hogares depuran integrantes a un ritmo acelerado. 

Es difícil creer que existan personas que nieguen la ciencia y decidan creer en líderes caricaturescos que, sin conocimiento, cosechen la inocuidad de la duda, una acción mortal para las personas que no tienen tiempo de leer teorías en internet o series de HBO.

En Watchmen, una lluvia de calamares periódica ayuda a que las personas crean el escenario falso del apocalipsis y de esta manera, no vayan a repetir los mismos errores del pasado. 

En nuestra realidad, lejos de la televisión, estamos a merced de cualquier artilugio de ficción, menos la verdad.

@robbcarsonn



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