MARCELO: ENTRE LA COMPARSA, LA RUPTURA Y LA NEGOCIACIÓN INTERNA.
Felipe Guerrero.
¿Y qué necesidad tendría Marcelo Ebrard de irse a Movimiento Ciudadano? un partido donde sin duda sería derrotado como candidato presidencial y señalado, cierto o no, como palero del Presidente López Obrador, ese del que deja entrever no le dio la oportunidad histórica que merecía.
Contrario a la postura digna de Luis Donaldo Colosio Riojas, si Marcelo decidiera aceptar la candidatura por Movimiento Ciudadano, pesaría más la idea de que va ahí no a ganar, sino a dividir el voto ciudadano para favorecer justamente a quien lo derrotó: A Claudia Sheimbaum.
Ciertamente, para no pocos ciudadanos esto no sería ruptura, sino comparsa, sobre todo entratándode de un partido cuyo dirigente nacional, Dante Delgado, ha sido cuestionado por liderazgos internos de peso, debido a su proclividad al régimen de AMLO.
¿Tendrá Marcelo necesidad de ponerse a las órdenes de un hombre como Dante Delgado? que, dicho con todo respeto, no tiene la estatura ni el arraigo social, ni la trayectoria que él, Marcelo, a construido a lo largo de su vida.
A menos que Ebard estuviese decidido a romper con el modelo de la 4T y sus aliados y denunciar, como lo hizo en su momento Porfirio Muñoz Ledo, que ha sido víctima de un régimen autoritario, antidemocrático, donde decide un solo hombre que utiliza las instituciones del Estado para sus propósitos ideológicos y políticos. Eso sí se vería como una verdadera ruptura. Pero el discurso del excanciller hasta ahora se ciñe a la denuncia desde adentro.
Ni en el Frente Amplio por México Marcelo tendría la oportunidad que ahora tiene en MORENA: Ser líder en el Senado de la bancada guinda, a menos que esta concesión no le interese y que en verdad esté dispuesto no solo a romper de tajo con el modelo de la 4T, sino sumarse a los opositores reales al régimen sin ser el candidato, pero bajo la idea de impedir que MORENA continue en el poder, decisión que se observa remota, casi imposible.
Por supuesto que el excanciller sabe todo esto, y tampoco ignora que hoy las nuevas circunstancias políticas lo tienen entre la espada y la pared. Sabe que, mas allá de sus emociones, un paso en falso haría que su reputación de años termine en el descrédito histórico.
O se queda en MORENA negociando posiciones políticas y administrativas, buscando cambios desde adentro, o de plano de deslinda del régimen, en la idea de impedir su continuidad bajo el mando de Claudia Sheimbaum, lo que a estas alturas, se reitera, se ve dificil.
Por el momento Ebrard ha reaccionado con rebeldía, pero dentro del margen que el propio AMLO ha implantado, lo que significa que sigue dentro.
Ebrard fue el que construyó su propio dilema de irse o quedarse, porque siempre supo que no era el favorito. Así quiso jugar, con esas reglas, consciente o inocente. Él fue entonces el protagonista principal de la crónica de un triunfo y una derrota anunciada. Así es que lo toma o lo deja.
Source