el México que reclamaba “sufragio efectivo, no reelección”, era un México donde siete de cada 10 mexicanos no sabían leer ni escribir. Las decisiones del rumbo del país pasaban evidentemente solo por unas cuantas personas. La situación hoy, aunque diferente, no es radicalmente opuesta.
En el México actual, prácticamente 9.6 de cada 10 mexicanos saben leer y escribir, mientras que el grado de escolaridad promedio es de 9.2 años, es decir, la conclusión de la educación secundaria. Ello sin mencionar, que además vivimos en la era de la información gracias al internet. 110 años después somos una sociedad mucho más educada, pero no una más exigente, no como deberíamos.
Las decisiones que nos afectan a todos las siguen tomando unos cuantos, y esos cuantos, en su mayoría, les responden más a los partidos políticos que a la gente. A pesar de que nuestra vida cambia a partir de lo que ocurre en el entorno público, preferimos hacer como si la política fuera un deporte que no nos gusta.
Nos quedamos callados, no reclamamos, ni siquiera estamos atentos; si acaso llegamos a considerar lo ocurrido en un gobierno a la hora de votar, pero tres o seis años después.
Dice una frase de Maquiavelo, que los hombres ofenden antes al que aman que al que temen, y a nosotros, a la ciudadanía, los políticos nos traicionan porque simple y sencillamente no hay consecuencias o son mínimas.
Un ejemplo de ello es lo que ocurre en las comisiones durante la discusión del presupuesto: un diputado o diputada va a una reunión de comisión, o a un foro, y dice que su causa (mujeres, medioambiente, campo, migración, infraestructura, etc.) requiere más recursos; justifica, señala, incluso convence de la necesidad.
Ese mismo diputado o diputada va al pleno, y a pesar de que el presupuesto no se movió, a pesar de que no le dieron más recursos a lo que consideraba fundamental, vota a favor de ese presupuesto porque su partido se lo pide.
¿Pasa algo? No realmente. Por eso creo que la solución a los problemas de México está en una ciudadanía más exigente, más brava, que reclame, demande y proteste más. Quiero un México donde a los políticos les dé miedo fallarle a su gente. _